🔙Etapa anterior: 🚫Etapa 1×23🇵🇰 – ✊🏼 No Hay Tregua 🤘🏼

Amanecemos con esta curiosa estampa. Son las 6 de la mañana, apenas ha pasado una hora desde que encontramos esta especie de camas para vagabundos donde echarnos una siesta, a punto de echarla sobre el manillar de la moto.

Tengo los ojos inyectados en salmorejo pero también rebozados cual cachopo, vamos que estoy para ir de boda.
Me he despertado empapado en sudor, no sé por qué he sudado tanto si hace bastante frío, ahora el sudor me hace que esté helao. El cuerpo molido, no es cansancio como tal, sobretodo es el sueño y estar todo sudado, necesito una ducha y una cama, decentes.

Por suerte a los Pakis no les gusta madrugar y puedo avanzar a un ritmo prácticamente normal hasta que veo una gasolinera con tienda, donde lleno el depósito y me tomo un café sólo triple, con guarradas industriales que pillo para comer algo.

Pronto llegamos a Lahore, la ciudad fronteriza de Pakistán con India, la sudada que llevo es terrible. En India no sólo están prohibidos los drones, si no que la cosa está muy delicada y, según me ha dicho mi colega Juan (@SuanderingAround), que cruzó esta frontera en moto hace unos meses, te lo van buscando en las maletas. Si te lo pillan no sólo te lo requisarán, sino que además te buscaras un lío y puedes ser acusado de espionaje. Así que decido intentar enviarlo a España.
Seguimos sin internet así que me paro a preguntar al primero que veo que tiene pinta de poder saberlo. Me indica dónde hay una oficina de mensajería y me voy pallí.
Se trata de una oficina de DHL, bien, es una multinacional, se nota que Lahore es una ciudad más moderna que el resto que hemos visto en Pakistán. Antes de desempaquetar todo, entro y les pregunto que si puedo enviar una caja a España, me dicen que sí y que se la enseñe, así que salgo y desmontó todo. Cuando entro me preguntan qué es y les digo que un dron, a lo que me dicen que no está permitido enviar productos electrónicos fuera de Pakistán. Les pregunto si conocen algún sitio y me mandan a otra oficina.

El proceso se repite continuamente, ya no digo que es un dron, digo que es una cámara de fotos pero a España imposible. Empiezo a estar desesperado, llevo 5 oficinas y todas me dicen lo mismo, como necesito ayuda tiro del recurso que mejor me está funcionando, llamar la atención.
Todo el mundo me ve, me pita, me saluda e incluso me sigue. En cuanto me detengo siempre vienen muchos curiosos a saludarme, hacerse fotos o ofrecerme ayuda así que ahora soy yo el que lo busca; llego a un cruce y veo que hay bastante chavales en la puerta de unas multititendas, voy hacia allí y, según me ven, antes de detenerme, se vienen todos hacia mí. Les digo que si tienen un móvil con internet para dejarme y ninguno tiene, pero todos se ponen a parar a la gente que pasa hasta conseguirme uno.
Lo primero que hago es ver si me ha contestado un chico que me dijo Juan y que él podría enviarlo, le escribí la noche anterior con el WiFi de los universitarios de la gasolinera, pero no me ha contestado. Se me acaba el tiempo mi avión sale en poco más de doce horas desde Nueva Delhi y ni si quiera he conseguido cruzar a la India, que por cierto esta frontera tiene horarios y cierra a las 15:00.
En vista de que no me dejan enviar el dron a España pienso en la única persona que conozco yo de Pakistán, el Wakas. Wakas es el dueño de un Kebab de Vitoria al que suelo ir a echar la birra de después de currar (Jarra de cerveza grande a 1’70€, ojo), desde que le conté mi viaje lo está siguiendo a fondo, está muy entusiasmado y me ha ofrecido todo tipo de ayuda desde el primer momento, así que, decido abusar de su hospitalidad. Le hago una llamada vía WhatsApp y le digo lo que me pasa, preguntándole si lo podría enviar a casa de sus padres, sin dudarlo me dice que sí y que me envía su dirección por escrito, además de algún consejo en la oficina de mensajería.

Mientras espero los chavales me han traído un refresco bien frío a mi moto, no sólo no me dejan invitarles si no que me lo pagan ellos y no aceptan mi dinero. Y son personas que ni si quiera tienen un teléfono con internet. Les cuento mi problema con el dron y el poco tiempo que tengo para coger el vuelo, me miran como si estuviera loco, normal, el loco soy yo, y estoy aquí. Si quieren cazarme van de cráneo, El loco soy yo, y estoy aquí. Y tengan cuidado que pueden… ¡Morir!
Una vez tengo los datos les pregunto por una oficina cerca y me dicen que les siga, cogen su moto y yo detrás.

Insisten en entrar conmigo a la oficina para seguir ayudándome, dentro de Pakistán si que me dejan hacer envíos pero me dicen que qué es, le digo que una cámara de fotos y dice que es muy rara, yo insisto en que es una cámara. Me pregunta cuánto vale y le digo que no sé, que no es nueva y me dice que cuanto vale nueva. Me da que si le digo los 1000 euros que vale puede suponer un problema, o una tentación. Le digo que 200€ y me mira raro, aquí eso es muchísimo dinero.

Con la ayuda de mi nuevo amigo Moeed conseguimos zanjar el tema; no me llevo mi dron, pero tampoco tengo que perderlo, ni regalarlo.

Me despido de ellos, les intento dar dinero para que se tomen algo a mi salud pero no lo aceptan. Moeed (camiseta adidas), de hecho, me escribe a menudo para ver qué tal me va y donde estoy, también estaba nervioso por si conseguiría llegar al vuelo, con todos los impedimentos que hay de por medio.
Son las 12 de la mañana, estamos moribundos pero no olvides, no traiciones lo que llevas muy dentro de ti. Por que no muere jamás tu Rock’N’Roll actitud, así que con más energía de la que cabe en la lógica ponemos rumbo a la frontera. No hemos conseguido salir de Lahore cuando me empieza a pitar un zagal en su moto, llevo el baúl colgando, otra vez. ¡Joder! ¡Vaya racha! ¡No hay quien coja ritmo! Hace muchísimo calor y estoy reventao, cada cosa me pesa mucho. Paro y lo apaño como puedo, sólo quiero avanzar, pero no pasa una hora sin que aparezca algún problema, esto empieza a ser frustrante.
Volvemos a la marcha y encaramos la carretera hacia la frontera. Mientras vamos por una carretera de unos 4 carriles todo se ha vuelto caótico, el tráfico es súper intenso y una locura. Hay coches, tuk-tuk, muchísimas motos, bicis, perros, peatones cruzando a lo suicida, vacas… Esquivo un par de vacas como puedo, aproximadamente a 30 Km/h, pero el coche que va detrás mía no las esquiva y da un testarazo a una de ellas, yo estoy delante y la vaca me golpea las maleta de la derecha, ¡Por la parte de atrás!
Todo es una locura, el tráfico absorbe todos mis recursos, hay que ir concentrado al 100% y yo estoy muy cansado, física y psicológicamente, el calor tampoco ayuda.

Finalmente conseguimos llegar a la frontera, donde nos hacen dar vueltas de un lado a otro y hay aspectos turbios, como que el que me tiene que sellar el carnet de passages sea el mismo que te cambia el dinero en la frontera (a precio de estafa) y supongo que ya os imagináis lo que pasa si no cambiáis dinero con él, ¿No?
Bueno, es una frontera muy delicada; este límite ha sido lugar de numerosos conflictos y guerras entre ambos estados, y es una de las fronteras más complejas y peligrosas del mundo, aquí os dejo un vídeo de la ceremonia que se celebra todos los días alrededor de las 16h, cuando se cierra la frontera.
Cientos de personas llegan de cada lado de la línea a presenciar la ceremonia en la que fuerzas de seguridad de los países enemigos marchan estrepitosamente al ritmo de sus bandas de guerra. Las multitudes de ambos lados -normalmente hay más concurrencia del lado indio, con más población- gritan el nombre de su país y ondean pequeñas banderas.
Para algunos, esta es una inocente confirmación de identidad para los ciudadanos de los dos lados y cumple también como atracción turística. Para otros, esta es una agresiva e innecesaria demostración de músculo militar de estas potencias nucleares que se han enfrentado ya a dos guerras y han estado al borde de otras en sus 63 años de existencia.
Los efectivos de seguridad de ambos lados, con sombreros que terminan en un tipo de cresta, hacen todo tipo de demostración de fuerza, algunas veces rayando en lo infantil: alzan los puños o demuestran el larguísimo tiempo que pueden gritar «a» ante el micrófono sin que se les acabe el aire.
La marcha es demasiado agresiva en algunas ocasiones. Los efectivos de seguridad suben las piernas exageradamente y golpean fuertemente contra el piso sus zapatos con metales en las suelas. El sonido es atronador y la fuerza que utilizan es tanta, que es sabido que los guardias se quejan de dolores de espalda y rodillas. Por ello India ha pedido recientemente que se bajen un poco las ínfulas de la ceremonia. Pero Pakistán no ha aceptado alegando de que de eso se trata la tradición.

Y aquí estoy yo, sacándome un selfie en la que probablemente sea frontera más peligrosa del mundo. Son las 2 de la tarde y la cosa todavía está tranquila, pero ya se ve mucha gente caminando hacia la frontera y hay repartidores de comida y bebida entrando. A mi me hacen esperar entre militares, apenas se ven funcionarios en la frontera, tienen hasta un tanque aquí aparcado para que los paquistaníes lo vean. Los militares no me tratan bien, uno se sube a mi moto a sacarse fotos sin ni si quiera preguntarme, tampoco tiene cuidado y encima me mira con desprecio, tienen muy mala pinta la verdad, como para decirles algo.
Por fin hemos salido de Pakistán y empezamos la entrada en India, donde me piden que aparque la moto y lo primero que me piden después del pasaporte es ésta declaración firmada en la que dejo por escrito que no llevo dron, entre otras cosas.

En realidad con eso no he mentido porque me he librado de él, pero me acojono cuando leo lo de teléfono por satélite, ya que la baliza GPS es prácticamente eso. También pienso en el embutido pero creo que si me lo pillan simplemente lo tendré que tirar.
Sea como fuere, primero te hacen que lo dejes por escrito y si luego te lo pillan pues te pueden meter preso acusado de espionaje, o lo que ellos quieran, porque en realidad tienen motivos.

Cuando termino el papeleo y voy a entregarlo me dicen que me espere, están todos comiendo. Yo miro la hora y veo que son las 3 menos cuarto, les pregunto que si cierran la frontera y me dicen que yo ya no tengo problema por el cierre, pero que espere (¡Coño!).
Yo hago las cuentas y vuelvo a mirar cuánto se tarda a Nueva Delhi, entre 8 y 9 horas, paradas aparte. Encima tengo que buscar donde dejar la moto, dejar todo, hacer las maletas e ir al aeropuerto, antes de las 3,30 que sale el avión, pero tengo que estar antes para poder facturar… ¡Es matemáticamente imposible!
Intento relajarme, analizar la situación y empiezo a pensar ¡¿Y qué?! Jaja. Con todo lo que me ha pasado es una auténtica proeza que haya conseguido llegar hasta aquí en este tiempo, pa verdad es que me daría mucha rabia perderlo por tan poco, ya que si hubiese hecho caso a la lógica ahora estaría unos 2 días atrás en el camino, pero no muere jamás, tu Rock’N’Roll actitud! Esa frase no deja de sonar en mi cabesa, parece que la cosa se complica cada vez más, pero en realidad estoy mucho más avanzado de lo que debería, soluciono problemas a velocidad de vértigo, no hay tiempo para preocupaciones.
Finalmente terminan de comer y vienen a registrar mi moto, van buscando el dron, incluso en la bolsa de la ropa sucia. Me hacen desmontar todo y rebuscan en cada maleta, me preguntan repetidas veces por el dron, están obsesionados… ¡SI ELLOS SUPIERAN! Me preguntan por el embutido y les digo que es comida, lo miran raro pero me dan el OK, eso sí, dejando todo lo de mi moto tirado en el suelo y desmontado.
Monto todo mal y rápidamente para entrar corriendo a por los papeles, pasaporte sellado, carnet de passages sellado… Goooo!!
Encaro una larga recta que está repleta de gente, me cuesta contenerme, pero mi sonrisa no cabe dentro del casco, ¡¡ESTOY EN INDIA!! ¡EN LA PUTA INDIA! ¡Me pongo a dar golpes y aplausos en el depósito de la moto cual campeón del mundo de moto GP.

No me paro hasta alejarme de la frontera porque, sinceramente, tengo un miedo absurdo a que me llame algún militar porque algo ha salido mal. Voy tranquilo, en cuanto a velocidad se refiere, la vibración del motor va al ritmo del corazón. Es la famosa unión hombre-máquina, solo pueden entenderla quienes han entrado en una perfecta sincronía con su motocicleta.
Paro en una gasolinera, me bajo de la moto y me tiembla el cuerpo, igual que algunos días tras haber ingerido varios decalitros de alcohol, creo que es una mezcla entre el agotamiento y la emoción del momento. Hay dos mujeres en la gasolinera que se ríen sólo de verme, ¡Si ellas supieran! ¡Qué momento! ¡A la India en moto! Siempre supe que rondaría en moto por La India, pero cada vez que me digo a mi mismo que lo estoy haciendo en mi idolatrada Honda, me cuesta creérmelo

A veces olvido esa sensación.
Por eso me encantan estos viajes tan largos. Todos tus problemas, todo el ruido, se van. Nada por lo que preocuparse excepto lo que está en frente de ti. Quizás esa es mi lección de hoy… Aferrarme a estos momentos, apreciarlos un poco más.
No quedan muchos de esos.
Encontrar cosas que te hagan feliz no debería ser tan difícil. Sé que tendrás que afrontar dolor, sufrimiento, elecciones difíciles… Pero no puedes dejar que ese peso estrangule la alegría de tu vida. Pase lo que pase, tienes que encontrar lo que te quiere y correr hacia ello.
Hay un viejo dicho. Lo que no te mata, te hace más fuerte.
No lo creo.
Pienso que las cosas que tratan de matarte te vuelven enfadado y triste. La fuerza viene de las cosas buenas… Tu familia, tus amigos, la satisfacción del trabajo duro.
Esas son las cosas que guardarás dentro. Esas son las cosas a las que aferrarse cuando estés destrozado.
Conseguimos un poco de internet de un camionero; lo justo para dar parte a mis padres y ver como aparecen más de 40 conversaciones, resulta que ha habido un terremoto en Pakistán, cerca de Lahore, pero yo me he enterado vía WhatsApp. También escribo al del taller; le había dicho que quería llevar la moto a su taller pero no le había avisado de que llegaba hoy porque era imposible que consiguiera llegar, pero le digo que lo he conseguido, que no tengo internet pero le doy la dirección de mi baliza para que vaya viendo cuando llego, yo iré directo a su taller y, si cuando llego él no está allí, buscaré internet para contactar con él. Según el GPS faltan 4 horas, pero yo veo 200 kilómetros así que calculo que en 2 estaré
Veo que tienen Monster así que antes de seguir me chuto uno, no creo que sea bueno para los temblores y más con el tráfico de India, pero Its Only Rock’N’Roll, but I like it.

Por mucha actitud que le ponga, mi aptitud tiene su límite y, físicamente, me veo obligado a parar muy a menudo; el cansancio pesa, pero la forma en que se conduce por India es agotadora.

Por muy rápido que quiero ir es imposible, físicamente tengo subidones de adrenalina, pero esta conducción agota a cualquiera. Hay miles de vehículos por todos sitios, sin ningún tipo de orden. Acelero y freno más veces por minuto que en cualquier carrera de motocross, durante horas.

Sé que estoy muy guapo, pero según he llegado a la gasolinera no he ido ni al surtidor, he aparcado como he podido y me he bajado de la moto tirándome directamente al suelo a descansar.

La tensión del momento me da fuerzas que no sé de dónde salen, al menos estás gasolineras tienen tienda. Un Red Bull y unos frutos secos me aportan energía extra, con un lavado de cara y una botella de agua parece que me recupero de la pájara.

19:45 (cerca de 40 horas de viaje): sólo quedan 200 kilómetros, éste es el ulitmo repostaje, necesito inspiración y no hay mejor chute de energía que sufrir una descarga ilegal.

Como sabéis, todo lo que recaudo de las camisetas y pegatinas, así como de mis patrocinadores, es para gasolina y mi primo David, uno de los que más me ha empujado a esto, a la vez que patrocinador (Alpeso Publicidad) me pidió que su aportación fuese para el último repostaje de todos, venía con eso en la cabeza desde hace muchos repostajes y saber que tengo a gente detrás me da ánimos para seguir, pese a la pájara que me ha dao.

Seguimos y seguimos, vamos todo lo rápido que podemos, siguiendo el ejemplo de los locales, a veces nos tiramos a la cuneta para ganar unos cuantos puestos en el atasco, pues casi todo el tiempo desde que he entrado en la India, es un atasco. Como los coches, los camiones, ni nadie sigue un orden, es imposible colarse entre ellos para avanzar en los atascos. El GPS se debe haber quedao loco, pues me dice que me faltan 90 kilómetros, pero 2 horas y media, ¡Será porque está funcionando sin conexión!
Me tengo que parar en el arcén porque cada vez me duele más el antebrazo y sobretodo las muñecas; ya no aguanto más acelerando, frenando y embarcando, me están dando pinchazos. Me paro un rato e intento colocarme la ropa para que haga de vendaje, busco un ibuprofeno y también me echo unas gotas de colirio. El ambiente es asqueroso, hay una mezcla entre humo y polvo brutal, en la gasolinera he intentado limpiar la visera pero no había papel y lo he secado con mis bragas, que están tan llenas de mierda que se ha quedado toda la visera llena de grasilla; si la llevo cerrada no veo nada, si la llevo abierta me dejo los ojos, que de por sí ya los tengo destrozadisimos de tantas horas conduciendo y sin dormir. Parece que cogemos algo de forma así que tiramos.
22:00 Por fin llegamos a Nueva Delhi, conforme nos acercamos lo que entendíamos por tráfico y caos eran una broma, ¡Qué disparate!
La moto no baja de 105°C y eso que es de noche, no hay forma de librarse del atasco, ni de atajar.
Miro el GPS y me pone que estoy a 40 kilómetros pero que faltan 2 horas JAJAJA. Quiero pensar que eso es para los coches y que en moto tardaré mucho menos. ¿La mitad? Tras dos horas de Infierno por Nueva Delhi, me aproximo al taller.
La zona está mucho más despejada, se nota que estamos a las afueras, sigo las indicaciones del GPS y… ¿Qué es eso?

00:00 En realidad no sé qué me esperaba, pero esto no. Hay muchos autobuses en la puerta, es una especie de polígono. El taller está cerrao a cal y canto. Me acerco al taller a ver si hay alguien dentro y nada, lo único que hay por aquí cerca son dos niños; el más pequeño de unos 10 años sentado encima de una mesa con unas cacerolas oxidadas y el otro, de unos 15, de pie preparando algo, creo que es su cena. Lamentablemente en India hay mucha pobreza infantil y muchos niños viven en la calle.

Les pregunto por el taller, no hablan inglés, aunque pensé que todo el mundo en India lo hablaba. Lo único que entiendo es que está cerrado, les pregunto si tienen móvil, me da vergüenza pedirles a quienes no tienen nada, pero lo necesito y se lo recompensaré. El más mayor tiene una especie de Smartphone nunca visto, totalmente estrozao, le digo que si me puede dejar WiFi y me lo pone. Veo los mensajes de Kunal a media tarde diciéndome que tenía que cerrar, que lo llamara al llegar.
Llamo varias veces vía WhatsApp a Kunal (el dueño del taller), hasta que consigo contactar con él. Me dice que el taller está cerrado y que me coja un hotel, que mañana nos vemos. Le digo que es imposible, que tengo el vuelo a las 3:30. Con esto de contar tantas veces mi película a tanta gente me había olvidado del más importante, Kunal. Le había contado todo menos que el vuelo lo tenía esa noche, era tan improbable que lo consiguiera hasta yo mismo lo di por perdido y no le había dicho nada. Me pide que le pase el teléfono a los chavales, habla un rato con ellos y me lo pasan, me dice que guarde la moto donde ellos me digan.
Cerca del taller abren una puerta que da a una especie de descampado con chabolas y edificios abandonados.

Es una especie de garaje abandonado, aparco ahí la moto y todo lo rápido que puedo me despeloto, hasta los calzoncillos están empapados en sudor, por no hablar de que me quito toda la ropa como si fuese el envoltorio de un sobao.

00:30 – 43 horas conduciendo; Voy todo lo rápido que puedo me jodería muchísimo más perder el avión por media hora que por varios días y después de tanta peripecia es para suicidarme. Tengo que deshacer todo el equipaje y rehacerlo, porque tengo cosas por toda partes repartidas y tengo que decidir lo que me llevo y lo que se queda.

Dejo casi todo lo que es equipación en la moto, excepto las viseras que me las llevo para cambiarlas. Todo lo demás lo guardo en las maletas, el mono y los guantes podría haberlos candado pero con las prisas y el asco que dan, dudo que nadie los quieran así que, junto con las botas, dejo todo empapado en sudor encima de la burra.
El chaval me está esperando y justo cuando voy a salir, una última foto, se la debo a mi Club.

Dejo todo, doy una vuelta alrededor de mi querida, me despido en voz alta, lo siento pero me tengo que ir, nena.
01:00 Salgo fuera, intentando confiar les doy mi manojo de llaves y les pregunto por un taxi, me dicen que coja un Uber y cuando voy a pedirlo, al iniciar sesión desde la India lo toma como un ataque a mi cuenta y me mandan un SMS con un código para corroborar que soy yo. Aquí no tengo línea y no me llegan los SMS, esto me había pasado con más aplicaciones pero no eran tan cruciales como ésta, en éste momento. No hablan inglés así que no saben qué me pasa.
Por la calle apenas hay gente, veo pasar un tipo con muy mala pinta, no sé si es un borracho o un vagabundo. Veo un coche pasar y le doy el alto; «delhi airport» me dice que me lleva, 2500 rupias. No sé cuánto es eso porque no me ha dado tiempo a conocer el cambio, aparte del palo que me ha pegao el de la frontera pero veo que tengo más dinero que eso así que le digo que vale. El coche tiene más años que el mear, le digo que necesito WiFi y consigo que me lo deje; lo justo para avisar a la familia y leer un mensaje de Kunal diciendo que guarde todo bajo llave, no deje nada fuera ni a la vista y le deje los papeles de la moto. No había hecho ninguna de esas cosas, pero ya todo da igual, sólo importa llegar a tiempo para coger el vuelo.
01:30 Estamos en el aeropuerto. Nada más llegar el taxista me pide 200 rupias más, no se cuanto es pero se las doy, qué le voy a hacer. Está todo lleno de militares que me piden pasaporte y billete de avión antes de entrar. No lo tengo porque lo llevo en el móvil, pero no tengo internet así que no se lo puedo enseñar. Todo bien. Intento usar el WiFi del aeropuerto, pero también me mandan un SMS para verificar mi cuenta, otra vez.
Finalmente le convenzo de que me deje pasar y voy a tramitar el checkin. Cuando llego a ventanilla ven que mi entrada en el país es de esa misma tarde, por frontera terrestre en Amristar, es decir, a tomar por culo. La chica no da crédito, se lo explico y se empieza a reír, empieza a llamar a compañeros y jefes hasta que un «manager» me da el visto bueno. Como la he caído en gracia la cuento también mi problema con los sms y que no puedo usar el WiFi, me da su número para que me registre con él y cuando la llega el código me lo pasa; puedo avisar a la familia de que, finalmente, puedo coger el avión.
Según dejo la maleta y paso el control de metales veo un pub irlandés y sin darme cuenta, estoy en la barra pidiendo una cerveza. Como tengo WiFi y tantísimas conversaciones me pongo a contestar, sin darme cuenta de la hora, ni saber a qué hora tengo que estar para coger el avión.
Creo que se me ha ido la pinza así que echo a correr hacia el avión y llego el último, pero no lo pierdo. Si lo llego a perder por una cerveza es para matarme.
Estoy reventao y totalmente sudado, quería haber ido al wc a darme el lavao del gato pero se me ha ido el tiempo, pobre del que le toque a mi lado…

Subimos al avión, parece increíble pero es cierto. Tomamos asiento y nos traen algo de cena, yo estoy luchando por sobrevivir, me quedo dormido antes de despegar y me despierto al poco tiempo con el cuello casi roto, lo traía hiper cargado y me he quedado dormido en mala posición, apenas puedo mover el cuello, creo que tengo tortícolis.
Me paso el resto de la noche intentando no dormirme, como si no tuviese yo bastante. Al llegar a Ámsterdam compraré una almohada kara el cuello y me haré el lavao del gato. ¡¡Sí por las narices!!

Al hacer el trasbordo en Ámsterdam me obligan a dejar todos los objetos en una bandeja, incluido el pasaporte que, casualmente, se pierde en ese proceso.

Me obligan a deshacer todo mi equipaje para asegurar que no lo tengo conmigo, cuando me han obligado ellos a dejarlo en la bandeja. Vaya cara ponen cuando abren la mochila y está llena de cámaras, cables, viseras de casco…

Pasa un rato esperando y me dicen que tiene que venir el técnico del fabricante, que si pierdo el vuelo me pondrían ellos otro, pero yo quiero mi vuelo, les digo que estoy en Europa, que me voy sin él y que me lo manden. A última hora aparece el técnico, desmonta la máquina y aparece mi pasaporte maldito… Me piden perdón y echo a correr para el otro avión, que también está esperando. No sólo no he comprado almohada ni me he lavao, si no que vuelvo a sudar y me doy mucho asco, aparte que tengo roces por todos sitios.

Pese a no estar de acuerdo con mi aventura, me han apoyado y ayudado en todo.
Finalmente llego a Madrid y mi familia viene a buscarme, parada obligada en las esparteras a comer como Dios manda. Y a tomarme un ibuprofeno que el cuello lo tengo roto.

Finalmente estoy llegando a mi pueblo, Navalmoral de la Mata, cuando una moto nos adelanta y empiza a pitar por la ventana…

Mi hermano y mi cuñada vienen a recibirme con una camiseta por bandera de Gas & Roll, también mis sobrinos están esperando.

Me doy un baño y una merecida ducha, es jueves así que bajo a tomar una caña con los de mi Moto Club, como cada jueves pero al llegar…

¡QUÉ BIENVENIDA!
No sólo estaba mi Moto Club, también mi familia, mis amigos… Todos habían venido a recibirme con sus elegantes camisetas de Gas & Roll.

No sé qué más puedo pedir tras tanta inestabilidad; amigos, familia, cerveza, comida… ¡¡SI HASTA PUSIERON DE FONDO LA CANCION DE GAS & ROLL!!
Gravias a todos los presentes y a los no presentes, que sé que a muchos os hubiese encantado estar, no me consideraba merecedor de nada parecido y conseguisteis que me se saltaran algunas lagrimilla.
Dicen de mí que soy un tanto animal, pero en el fondo soy un sentimental…
Muchos me dijeron que era imposible que consiguiera nada parecido, algunos incluso que me conformara con salir de Europa; me comparaban con los grandes moto viajeros españoles como Miquel Silvestre o Charly Sinewan; que soy un chaval demasiado joven y me falta experiencia, que no tengo recursos ni ningún apoyo, ni idea de documentación, viajo sólo, sin tiempo para preparar el viaje y queriendo hacerlo en muy poco tiempo…
Por cosas como éstas siempre me ha encantado Loquillo, leí hace unos años un artículo que lo explicaba muy bien y decía que no cabe ninguna duda de que el cancionero de Loquillo posee un buen puñado de las mejores canciones escritas nunca en castellano, de que “Cadillac solitario”, “La mataré”, “Ritmo del garaje” y “Rock & roll star” podrían ser perfectamente las canciones más importantes del rock nacional. ¿Y cómo es posible que un tipo que no canta bien, que no toca ningún instrumento y que no ha compuesto casi ninguno de sus más importantes temas se haya mantenido en la cresta de la ola durante los últimos 40 años? Porque la suerte puede acompañarte durante algún tiempo, la condescendencia o simpatía del público te puede perdonar ciertas taras, e incluso las circunstancias pueden ayudarte a triunfar en alguna ocasión, pero convencer a generación tras generación a base de rock ‘n’ roll necesita de muchos más factores. Será por eso de que yo también soy un tipo Feo, Fuerte y Formal...
Y creo que todo en esta vida es cuestión de actitud, en este caso, ¡¡De la Rock’N’Roll Actitud! Cada vez que surgía un problema nuevo y hacía más improbable que consiguiese cumplir mi reto personal, más desechaba la idea de abandonar y más «por mis huevos» que lo conseguía. Así que de momento Asia 0 – 1 Gas & Roll, veremos a ver el partido de vuelta.
Perdón por la demora amigos, pero me ha sido imposible acabar esto antes, espero empezar muy pronto con la segunda etapa.
Comentar, dar me gusta y compartir, ¡Así me ayudarais a poder seguir manteniendo esto!
¡¡Un saludo y no se olviden nunca del Gas & Roll!!
🔜Etapa siguiente: ✊🏼Etapa 2🤘🏼: 🇮🇳India – Vietnam🇻🇳
Simplemente maravillosa última etapa.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias amigo!!
Me gustaMe gusta