🔙Etapa anterior: 🇹🇷Etapa 1×13🇹🇷 – ✊🏼Clases de Rock&Roll🤘🏼
¡Qué hay de nuevo Gas & Rollers!
Estamos en el tercer día por Ankara y, para no perder las costumbres, hemos vuelto a dormir poco. La noche anterior se alargó en demasía; entre salir a cenar relajadamente, terminar de editar la última etapa y dejar todo preparado para hoy (rutas, tiempos, mapas sin conexión, etc) nos dieron las diez.
¿Esperabas a Sabina? ¡Pues toma secreto de Los Secretos! Es curiosa la historia de esta frase; por lo visto Urquijo y Sabina coincidieron allá por 1991 en algún garito de Madrid mientras el primero estaba compusiendo el que sería su nuevo disco:
‘Adiós Tristeza’. Esa noche le preguntó al maestro Sabina si tenía alguna idea que ofrecerle para su álbum. Don Joaquín sacó un cacho papel con un par de estrofas que acabarían siendo las principales de dos canciones muy importantes de nuestra hemeroteca nacional. Según la parte secreta, Enrique Urquijo terminó de escribir
‘Ojos de Gata’ esa misma noche, en el taxi de regreso a donde quiera que volviera. Para cuando llamó a Sabina, este le respondió que él también había compuesto una canción con esas dos estrofas que además era el single de presentación de su famoso
‘Física Y Química’.

Pues eso, dejando un poco de lado el Roll para volver al Gas, nos dieron las diez y las once, y las doce y la una, y las dos y las tres, pero aquí no encontraron a ningunos desnudos al anochecer, qué le vamos a hacer. La jornada de descanso se vio mermada por otras circunstancias. A pesar de esto y de que hemos estado un día parados, amanecemos con buen rollo y energía, al fin y al cabo, tenemos la burra a punto para escapar, así que no podía poner otra canción para prepararme que mejor se identifique con el momento. Mucho Burning y mucho Gas & Roll.
No había necesidad, pero aún así decido bajar a desayunar ya disfrazado de Romano y con todo el equipaje, como en las rutas con mi Moto Club, lo que me lleva a recordar buenos tiempos, acordarme de muchos de mi familia motera. Me imagino lo que les gustaría a muchos estar acompañándome y cómo sería este viaje con ellos… ¡Uf! ¡Qué locura! Jaja

Llevo prácticamente dos semanas durmiendo cada día en un sitio, lo que hace que, cuando bajo a desayunar y veo gente conocida, tenga una sensación hogareña. Mis amigos del hotel, no dudan en venir a saludarme y ayudarme. Les llama mucho la atención todos mis cacharros, el día anterior me hubiese gustado grabar parte del desayuno por lo que pongo la cámara a grabar. No dudan en preguntarme por ella y si está grabando, pensé que igual les molestaba pero, todo lo contrario, ¡A los turcos les encanta salir en las retratauras! (Por lo menos en las mías…).
Tampoco les importa no hablar inglés, ni que tú no entiendas ni papa del turco; no dejan de preguntar y de intentar conversar. En el tiempo que llevo aquí, no sé si es por turcos o por asiáticos, me he dado cuenta de una cosa: parecen serios pero son unos cachondos. Me pueden decir algo y que yo no lo entienda, pero ellos lo decían otra vez, incluso hablaban más despacio (como si eso fuese a resolver algo) y cuando entro en su juego respondiendo en español… ¡Se descojonan! JAJAJA. Es curioso como, sin entender ni una sola palabra de lo que dice el otro, estamos hablando continuamente y encima riéndonos. Todo eso sin dejar de ofrecerme y traerme comida, aunque no la pidiera o dijera que no, ¡Como en casa de mi abuela! JAJAJA

Al terminar de desayunar voy a despedirme del dueño del hotel y agradecerle su hospitalidad. Me pregunta a donde me dirijo ahora y, cuando le digo que voy al mar negro, se muerde el labio y mira hacia arriba con cara de placer. Él es de allí y me obliga a ir a su pueblo, Rize, «un pueblo costero precioso, todo en esa zona es precioso, ¡Te vas a enamorar! ¿Y la comida? ¡Muack! ¡Deliciosa! ¡Tienes que ir aquí! ¡Y aquí! ¡Siéntate un rato conmigo y te cuento! ¡Me gustaría poder acompañarte! ¡Puedes ir a visitar a mi familia!» De veras se notaba que amaba su tierra, pero yo no tenía tiempo para sentarme a charlar acerca de viajes, ¡Quiero viajar!
Me dio un poco de pena, ya que me insistió varias veces en invitarme a tomar algo en la terraza y escuchar todo lo que tenía que contarme, quizás me pasa como a Manolo Tena (Alarma) o a Los Suaves y soy demasiado joven para comprender, demasiado viejo para tener fe, quizás apueste doble contra sencillo y soy un loco enamorado de lo desconocido… ¡Pero no os quepa duda de que estoy preparado para el Rock & Roll!

Con este temazo en la cabeza, voy al encuentro con mi bella montura y, tras mirarla con respeto esbozando la pertinente sonrisa, nos damos los buenos días, revisamos estado, cargamos los bártulos y pongo cómo llegar a Rize en Google Maps. Son unos 800 kilómetros y casi 10 horas (solo de viaje, paradas aparte) ¡Uff! Es una larga tirada, pero hemos «perdido» un día y ya van 4 en Turquía, mínimo me quedan 2 así que ponemos rumbo a Rize y si llegamos bien, y si no, pararemos donde sea menester.
El desayuno ha sido muy entretenido y me lo he tomado con calma, ¡Qué momento más agradable! La gente me resulta muy curiosa, y yo resulto muy curioso para la gente. Nada más salir del hotel veo que todo está en calma, ¿Qué ha sido de ese caos que había ayer? Creo que esta gente es nocturna, son las 11 de la mañana y está todo muy tranquilo, apenas hay tráfico. Aún así me cuesta salir de Ankara. Noto como todo se alarga un poco más de lo normal, me cuesta mucho coger ritmo. Cuando por fin salgo a autovía, me doy cuenta que no tengo la baliza encendida, ni estoy grabando la ruta. No me debe quedar mucha autonomía, pero ya llevo un rato en marcha y no quiero esperar hasta que pare a repostar. Por otro lado, cada repostaje no baja de los 20 minutos. Llevo muchos enreos que ajustar en cada parada y siempre tengo muchos mensajes sin responder, así que decido parar en el arcén.

La carretera engaña muchísimo, ves el día soleado y tranquilo, el asfalto nuevo, y te crees que vas a poder circular rápido, seguro. Pos no. Continuamente, hay una especie de rayado en la carretera, no sé muy bien cómo explicarlo, pero hace que según entre, con las ruedas lisas, la moto vaya para donde quiera. Eso a más de 80 km/h provoca una sensación de alerta continua digna de las mejores rutas de enduro, de hecho, noto que estoy conduciendo La Honda como si fuese una moto de enduro.
Recuerdo mis primeras clases de Gas & Roll, la mayoría a manos de mi padre y de mi hermano, clases para la moto de campo. Como dice Urrutia: «No has de faltar a clases de Rock&Roll«.
«Las partituras no hay Cristo que las halle, están perdidas en medio del follón. El alboroto que forman los chavales, sale Loquillo a dar un toque de atención«. Recuerdo las rutas de enduro, imaginaos a más de 20 descerebraos que salen a desahogarse al monte el fin de semana, alborotados con sus motos todoterreno capitaneados por el presidente, el señor del OffRoad, mi padre. «Sale Loquillo a dar un toque de atención» mi padre es nuestro Loquillo. «Y la pandilla toma apuntes sin parar, pero a Chuck Berry le piden que no ensaye, que a todo el mundo le come la moral«, también tengo a mi Chuck Berry.

En fin, «fundamentales en mi formación«, avanzo cantando dentro de mi casco este temazo de Jaime Urrutia sintiéndome totalmente identificado. Cuando voy en moto siempre voy escuchando o cantando alguna canción, me encanta adaptar la letra a mi momento. Ahora dice «no has de faltar, no has de olvidar, siempre has de dar, tus clases de Gas & Roll«, voy repasando y aplicando mis clases para poder conducir por este terreno a buen ritmo; «mantén el gas constante«, «aceleraciones suaves y progresivas«, «pega las rodillas al depósito«.
Definitivamente me estoy adentrando en Asia, me planteo si ha llegado el momento de poner las ruedas de tacos. Por un lado, veo que, de momento, todo es asfalto; no hay pistas y las carreteras son bastante aceptables. Por el otro, no inspira mucha seguridad entrar, de repente, en estos tramos a 80, 100 o 120 km/h. Ni si quiera lo ves, la carretera tiene no cambia de tono, ni hay cortes, está como si hubiesen pasado un rallador de queso. Además, estoy deseando quitarme esa torpeza extra que me otorgan los dos peazo bultos. Decido seguir tirando, ya veremos.
Como buen indio, vuelvo a la reserva pero la intento apurar hasta encontrar una BP. Un colega turco, que además tiene una CBR igualita que la mía, me ha dicho que intente echar en gasolineras BP o Opet. Al parecer hay mucha diferencia con respecto al resto de gasolineras, Ikay dice que la moto tiene más autonomía con esas marcas. Apurando la reserva paso por 2 BP cerradas, así que no me la quiero jugar más y en la siguiente que veo, más o menos aparente, full tank!

Volvemos a la marcha y, como sin darme cuenta, han pasado dos horas. La autovía suele ser aburrida para los moteros, intentamos rodar por ella lo mínimo posible, cuando no tenemos tiempo para ir por zonas más reviradas y bonitas. Pero aquí todo es distinto, la autovía es de todo, menos aburrida. El estado del pavimento no es tan malo como me imaginaba, pero sí muy cambiante. Tampoco suele haber largas rectas, la forma de conducir de aquí y que las carreteras no bordean los núcleos urbanos, si no que la atraviesan.
No paro de ver banderas de Turquía por todos sitios, les encanta. Y a mí me encanta que les encante. Aunque es la antítesis a lo que está de moda en España, a mí me gustan las banderas y me gusta que los turcos se sientan tan orgullosos de ese trozo de tela que les representa. Con sus ‘pros’ y sus ‘contras’, se sienten muy orgullosos y te preguntan continuamente si te gusta su país, entusiasmados por escuchar que sí.

Veo una bandera de Turquía, es gigante, no creo que en España tengamos una bandera tan grande, ¡Y está en una gasolinera! Es tan grande que parece que se ondea a cámara lenta, hay que parar. Me orillo en el arcén, busco la bandera de mi Moto Club y pongo el trípode con la cámara en el suelo para sacar una buena foto, bandera con bandera.

Después de haberme hecho la foto pertinente, aparca una fula Volkswagen y se baja el conductor a sacar una foto de su furgo con la bandera de fondo. Me acerco hasta él y me ofrezco a hacersela yo. Es un hombre muy simpático. Conversamos un rato, la mujer, sin embargo, no se baja. Se ofrece a devolverme el favor y sacarme una retrataura, al terminar, se vuelve a su coche y, con una mano en el corazón, me trae una caja de pastas turcas. Me quedo asombrado, es una caja de pastas con su envoltorio (que por cierto me cuesta abrir) y muy buena pinta. La abro y nos comemos ahí un par de ellas mientras conversamos de su pasado viaje a Barcelona. Habla un poco de inglés y un poco de español, me dice que eso es un regalo para darme la bienvenida a su país. Lo primero que pienso es que los asiáticos tienen su fama de hospitalarios muy bien merecida, lo segundo es que no me cabe un alfiler en las maletas y lo tercero, que como vuelva a comerme una pasta sin algo de beber, mi muerte por añurgamiento será inminente. Me siento en deuda, pero no tengo nada que ofrecer salvo unas preciosas pegatas de Gas & Roll, que acepta muy agradecido.

Nos damos un abrazo y se va mientras yo me visto, cuando por fin estoy terminando se paran un par de moteros como 30 metros más atrás para sacarse una foto con la bandera, es que es enorme. Son 2 jóvenes turcos que están en su primer viaje en moto, alucinan con mi película, les saco una foto, más pegatinas y continuamos marcha.
Un rato después… ¡Llegamos a Samsun! ¡Sí! ¡Como los móviles! ¡El mar negro! Otro reto conseguido, me tengo que parar a saborear el momento y tirar de un clásico «Lunes, martes, miércoles mirando hacia el mar… Es un buen lugar para irse a olvidar«.

Parece mentira, ni si quiera he parado a comer, en mi cabeza son todo paradas cortas y todo el día montando pero, de repente, se oscurece el cielo y el paisaje ha cambiado por completo; hemos pasado de las secas rectas de Aragón a la verdosa costa del cantábrico. ¡Qué cambio! Ya me habían dicho que el norte de Turquía era todo verde y precioso, pero no pensé que el cambio fuese tan radical. Encaro la carretera costera y me recuerda muchísimo a ese tramo que tantas veces he hecho; de Bilbao a San Sebastián o viceversa. Curva tras curva, la montaña a mi derecha, el mar a mi izquierda y las nubes encima, todo muy verde y rocoso. Me encanta. ¡Si hasta me encuentro la noria de Donosti!

La carretera sigue cruzando pueblos, ciudades más bien, nunca las bordea. Me llama la atención que los semáforos tienen luces led de cabo a rabo. Seguimos avanzando y comienza a chispear, es temprano pero está anocheviendo.
En el siguiente repostaje, le dejo claro al gasolinero que solo me eche gasolina, que no cierre el depósito y que ya lo cierro cuando venga de la tienda. Después de pagar voy al wc y tiro el ticket en una papelera. Al salir veo el depósito medio cerrado y el gasolinero ha intentado cerrar el depósito. Ya van varias veces que lo intentan cerrar y hay que apretar hacia dentro la llave antes de girarla. Ellos sólo la giran como si fuese una cerradura normal, con lo que me están doblando poco a poco la llave y cada vez cuesta más cerrarla. Me cuesta bastante, con miedo a partirla. Encima, me viene 3 o 4 veces a decir que pague y yo le indico que ya he pagado, pero he tirado el ticket a la basura. Pienso en ir a buscar el ticket a la bsaura cuando termine con el problema del depósito, pero no sé por qué, a uno de los gasolineros les ha dado por hacer lo mismo y aparece con mi ticket desarrugao para enseñarselo a otro, en fin, cosas raras que le pasan a uno en Turquía.

Con el depósito lleno y la visera transparente volvemos al ruedo, pero es casi de noche y faltan unas 4 horas para Rize. Vuelvo a pensar que no puede ser, que sólo he hecho las paradas básicas y aún así no me ha dado tiempo a llegar al destino…
Se oscurece mucho el cielo y empieza a caer un tormentón. Hasta ahora he tenido mucha suerte con el clima, quitando la calada austriaca, debe ser el primer viaje que me pasa esto. Llevamos «solo» 560 kilómetros, me da que voy a tener que parar un poco antes, pero no hay problema, es lo que tiene vivir sin novia, ni reloj.

Estoy en Ordu, parece una ciudad que tenga de todo, me paro a ver si encuentro hotel. Booking sigue sin funcionar en Turquía, tampoco Trivago, ni hoteles.com. Pruebo a conectarme con una VPN (Red Privada Virtual) a ver si así puedo utilizar estas aplicaciones y, en efecto, están capadas por el motivo que sea. 2 minutos después veo un hotel cerca, en la costa y que no se va de precio (26 €, no es barato para Turquía, pero tiene Parking), allá que vamos.

Llegando al hotel Sonerbey, me sorprende el ambiente que hay. Veo mucha gente por la calle y parece un pueblo costero de España. Me sorprende ver a chicas por la calle, solas. Y eso que estamos en pleno centro de Turquía, lejos de la zona europeizada. El hotel está bastante bien y hoy he parado temprano, me doy una ducha y salgo a dar un paseo mientras busco un restaurante de pescado y marisco, quiero probar el pescado típico del mar negro del que me había hablado el dueño del hotel de Ankara. Me canso de pasear sin encontrar nada, son las 9 de la noche y ya he ido a dos sitios que estaban cerrando. Tiro de tripadvisor y acabo en un restaurante muy parecido a los Kevap que tenemos en España. Pregunto para cenar y rápidamente se ponen a atenderme; 2 camareros y el dueño (un chaval muy joven) para mí solito.

De primero una sopa típica de pescado y de segundo, me pido un pide. Es un plato de pan relleno típico de Turquía, una mezcla entre una empanada y un bocadillo. No tienen cerveza, pero por 3,5 € me he metido un primero, segundo y bebida, de comida casera. Bien por Turquía. Además, me sorprende que el dueño sea un chico más joven que yo. Va muy bien vestido y habla inglés bastante mejor que yo. No hay términos medios por Turquía; he conocido a chicos con ropa sucia y sin oficio, ni beneficio o a chicos muy arreglados, impolutos y con negocio propio, ambiciosos. No he conocido a chicas ¡JAJA!

Camino a casa vuelvo por una zona peatonal, tranquila, limpia. Me sorprende mucho este pueblo, no tiene nada que ver con la imagen que tengo de Turquía.

¿Será así el resto de Turquía? ¡Lo averiguaremos en el próximo episodio!
Aquí os dejo el vídeo completo de la etapa 13, si no queréis ver la primera parte de la etapa porque ya lo visteis en el vídeo anterior saltar al minuto 7:12.
🔜Etapa siguiente: 🇹🇷Etapa 1×14🇬🇪 – ¡¿Qué demonios hago yo aquí?!
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