🇰🇭 Etapa 3×04 🇰🇭 – ✊🏼 Muévete en la oscuridad 🤘🏼

🔙Etapa anterior: 🇱🇦 Etapa 3×03 🇰🇭 – ✊🏼 Besa Mi Calavera ☠

¡¿Que hace un Gas & Roller como tú en un sitio como éste?! Si has estado un tiempo desconectado de esta maravillosa aventura te hago un poco el resumen:

Recuperando la moto en el aeropuerto de Vientián, Laos (24 de Febrero de 2020).

Febrero de 2020; La tercera etapa comienza en Vientián, capital de Laos, donde recuperé la CBR tras ser confiscada (y yo abandonar el país acusado de contrabando). De ahí (apenas sin días ya que agoté todas mis vacaciones en Vietnam intentando recuperar la moto) sólo tenía 5 días para bajar desde Laos hasta Malasia (donde la idea es enviar a La Honda a Japón, para llevarla a la fábrica donde se creó hace 19 años).

El viaje es más largo que de cualquier punto de España a Cabo norte… Siguiendo éstas premisas, tenemos 4 días para llegar hasta Malasia, en sólo 4 días es una auténtica burrada; según Google Maps son más de 50 horas, lo que da un resultado de más de 12 horas al día, de conducción, no de viaje. Sumando paradas y repostajes saldría una media de 16 horas diarías, pero aún y todo, La Honda y yo lo hemos meditado y hemos decidido tirar a muerte, hasta que uno de los 2 reviente (o no) y si se acaba el tiempo y no hemos llegado a Malasia… Dios proveerá…

En la frontera entre Laos y Camboya, me he encontrado con los 2 colegas holandeses que había conocido en las cascadas de Sopheakmit y decidimos tirar juntos (aunque van muy despacio), a 50 o así pero, por una vez, mola viajar con colegas ya que nunca está de más ante cualquier imprevisto.

Tras una larga jornada, al fin llegamos a Stung Treng, la primera ciudad al norte de Camboya y tras muchas vueltas, finalmente conseguimos dinero en efectivo (dólares, ya que nos dicen que los aceptan en muchos sitios y creo que es mejor que la moneda local, ya que estaré muy poco tiempo en Camboya).

Con la Gas’N’Roll actitud, uno hace amigos hasta en el infierno (aunque no es el caso).

Mientras nos bebemos la cerveza (les invito a la birra y con 1 dólar americano pago las 3 y dejo propina), me cuentan que en Holanda tienen una Suzuki GSX 600 f y Binne van der Wal una Kawa Z750, que les doy mucha envidia con mi viaje en mi propia moto desde España, que les parece una locura pero que viendo que yo lo estoy haciendo con la CBR es probable que al próximo año se lancen a un gran viaje en sus burras.

Son las 5 de la tarde, mis colegas tienen claro que se van a quedar aquí e insisten en que me quede con ellos en su hostel, pues está empezando a anochecer y ellos quieren conocer la ciudad, aparte de que viajan muy lento como para conseguir llegar a la siguiente ciudad en un día. Yo no lo tengo tan claro, estoy muy cansado y ha sido un día muy largo, he cubierto la jornada de sobra (a las 7 de la mañana ya estaba en la moto), pero si me quedo a dormir aquí ya se convierte en misión imposible llegar a Malasia antes del finde… Ride or die.

Tras un par de gasolineras, finalmente consigo una en la que puedo pagar en dólares. Parece que no en todos sitios aceptan dólares americanos, como nos habían dicho en el sitio donde hemos pagado una comisión de 5$ por sacar dinero…

Una vez con el depósito y las 2 garrafas de los laterales (de 5L cada una) tengo una autonomía considerable (cruzando el desierto de Lut en Irán llegué a hacer 480 kilómetros sin quedarme tirado, no había gasolineras).

Aquí todo el mundo va en moto, hay muy pocos coches y se ve que es una zona muy pobre, se ven familias enteras en las amotos. Me recuerda mucho a Vietnam, un sentimiento agridulce tras aquella inolvidable experiencia (no hay mejor adjetivo que inolvidable).

Nos cuesta bastante, pero finalmente conseguimos salir de la ciudad; típica ciudad asiático-caótica con ningún tipo de norma de circulación, preferencias, señalización, ni orden. No sé si alguna vez os ha tocado (al menos con una moto grande y cargada) pero la conducción en estos países es muy exigente; me recuerda al enduro, un dedo siempre en el freno y otro en el embrague, hay obstáculos y sobresaltos continuamente.

Paro a las afueras para descansar un poco y decidir qué hago con el resto del día; como el camino de aquí en adelante sea como desde la frontera con Laos hasta aquí… Todo estará desierto y no habrá hoteles hasta llegar a Siem Riep, tocaría acampar aunque agradecería enormemente poder ducharme (estamos en febrero pero hace un calor terrible).

300 Kilómetros: 5 horas, por la carretera principal del país.

Pongo el navegador para calcular y veo que la siguiente ciudad, Siem Riep (ciudad muy turística, famosa sobre todo por los templos de la película de Tomb Raider, la de Angelina Jolie) Ta Phrom. Son ya las 5 y media de la tarde, está anocheciendo y, con las paradas y el bajo ritmo (La Honda y yo muy cansados, carreteras en mal estado, peligrosas y continuamente sin asfaltar) todo apunta a que llegaría de madrugada, otra vez.

Subimos el volumen del intercomunicador a tope, suena la nueva y genuina versión que Desvariados ha hecho de la mítica canción de los Burning; Muévete en la oscuridad. Partimos, como siempre, con la energía que nos brinda el ritmo del mejor Rock’n’Roll.

En la piel de toro tenemos mucho y bueno… ¡Aparte que tenemos que promocionar lo nuestro que encima es de calidad! Desvariados es, para mí, una de las esperanzas del Rock patrio, una especie de nueva Old School.
Encontramos continuamente poblados o aldeas construidas alrededor de la carretera. Ésta es la vía principal del país, que une las 2 ciudades más importantes (o más turísticas) pero aún así se nota una vida muy rural a todos los niveles; no hay gasolineras, tiendas ni restaurantes, todo son casas/cabañas de materiales muy básicos, apenas te encuentras vehículos en la carretera y lo que te encuentras, suele ser algo curioso.

Toca cambio de visera, llevo la oscura y la estoy apurando todo lo que puedo, ya que hay muchísima suciedad en el ambiente (polvo y mosquitos a raudales) y como me quedan muchas horas de noche, quiero estirar todo lo posible esta visera para dejar la transparente cuando sea totalmente de noche.

Camboya es un país curioso (dentro de los países asiáticos); no es la locura de India o Pakistán, tampoco la paz de Nepal, ni el caos de Vietnam… Si no una mezcla de todo lo anterior. Se nota que es un país pobre; pocos vehículos de 4 ruedas y cuando ves alguno, se comparten. Aparte, te encuentras curiosidades como ésta…

Toda la familia viajando en la parte de atrás de este camión (deduzco que de algún pariente/amigo o simplemente vía autostop) ¡¡Pero llevan una hamaca colgada de los laterales de la caja del camión!! Jajaja. No sé si, al ser un elemento barato y que ocupa poco, lo lleva el propio viajero para hacer más cómodos sus viajes o lo tiene el dueño del camión y cobra algún suplemento por viajar en primera clase… THIS IS CAMBODIA!

Pese a estar en febrero hace muchísimo calor, por el día más de 30ºC y, aunque al caer la noche refresca bastante, sigue haciendo calor. Por no hablar de que arrastro sudor de todo el día y cansancio de varios… Esquivas la pesadilla y sobrevolar el cansancio y, en un instante, en tierra otra vez!

Una cosa que me llama muchísimo la atención es que al caer la noche he empezado a ver incendios. La primera vez me he parado pensando en ayudar pero no había nadie cerca y yo no tengo con qué ayudar, busco gente alrededor por si es algún campesino quemando a propósito pero no hay nadie y cuando pasa algún carromato, no se paran… Tras un rato ahí, sintiéndome mal, sigo mi camino. Después de este me encuentro varios incendios más y en ninguno para nadie… ¿?

Tras unas horas de viaje, de repente, me encuentro a mi derecha una feria con muchísimas luces en mitad de la nada. Como no he comido en más de 15 horas (desde el desayuno de esta mañana, etapa 3×03) y llevo todo el día sin ver ningún tipo de comercio en la carretera, decido pararme en la feria para buscar un bocadillo, hamburguesa o similar… ¡Que las ferias serán iguales en tos laos!

Pensaréis que la foto es una puta mierda y lo es. Pero representa perfectamente lo que me pasa a mí cada vez que me cruzo con los focos de algún vehículo: el tamaño de las luces se multiplica en mi visera y me ciega. No encuentro bocadillos, pero sí unas brochetas pollo extrapicante (troceado, incluido los huesos, está llena de astillas) que me cuesta terminármelas y eso que me gusta el picante. Eso sí, no recuerdo el precio de la cena, pero sí que fue irrisorio, algo así como un dólar por todo.

Tras menos de 10 minutos de «descanso» toca continuar, pues sigo estando muy lejos del destino (en tiempo) y aquí, aunque no esté conduciendo, tampoco estoy descansando. Cruzo la feria por curiosear un poco cómo son aquí (más o menos como cualquier otra) hasta que vuelvo a la carretera.

De nuevo, tengo que bajar el ritmo de viaje (más aún), ya que se me cruzan varios animales y, los pocos vehículos que me encuentro en la carretera, suelen ir sin luces. Me encuentro muchos híbridos tractor/camión con plataforma de estos. Adelantarlos es peligroso, pero cuando aparecen de frente, sin luces en medio de la carretera, es un peligro brutal.

Tenemos que hacer paradas continuamente, hay millones de mosquitos y todo está muy sucio. Sólo tengo agua, por lo que no consigo limpiar bien la visera y la guarreo bastante, por lo que no es muy efectivo. «Lo bueno» es que ya no me encuentro prácticamente a nadie.

Tras un buen rato sin ver a nada, ni a nadie (sé que me repito pero no deja de sorprenderme en la principal vía del país) encontramos una especie de kiosko al pie de la carretera, está todo a oscuras y con una pinta bastante chunga, pero necesito hacer un descanso además de comer y beber algo.

Hay un crío (que estaba dormido) que se levanta a atenderme. Sin tener ni papa de inglés, nos entendemos por señas y escribiendo en el móvil o la calculadora. Compro una especie de bolsa de patatas fritas y menos mal que he cogido algo de beber, porque también son extrapicantes JAJAJA.

Si no te gusta mi careto… ¡Cambia de canal!

Me siento un rato a plantearme si avanzar o pedir permiso para acampar ahí… Estoy destrozado, lo peor son los ojos que me escuecen muchísimo de la suciedad que hay en el ambiente, aparte de que limpio la visera del casco y al rato está petada de mosquitos. Cuando se llena de mosquitos estampados no veo y la abro, pero entonces son mis ojos los que se llenan de mosquitos… El ciclo de la vida.

He perdido la noción del tiempo y no sé ni cuántas horas llevo hoy de viaje; parece que este día ha durado 3 días.

Finalmente decido armarme de valor y tirar, aunque ya sin música, porque hace rato que el intercomunicador se ha quedado sin batería. El último tramo se me hace eterno, ya no es sólo sueño (que también), es que no consigo mantener los ojos abiertos; tengo la sensación de que me están sangrando. Sólo me había pasado una vez en la etapa de India de las 43 horas de viaje 1×24 aunque, esa vez me iba echando colirio y aguantaba un rato más, cosa que ahora no tengo…

Finalmente y tras miles de paradas, llego a la civilización. ¡Y menos mal! Porque desde que eché gasolina al salir de Stung Treng (la ciudad donde reposté y dejé a los holandeses) no he vuelto a ver una gasolinera, hace algo más de 300 kilómetros. Ya había echado una garrafa de las 2 que llevo en los laterales de la moto y casi me la había ventilado.

Aprovecho la parada en la gasolinera para buscar un hotel, no voy a andar entrando en la ciudad… ¡Lo más cercano que encuentre! Por suerte tengo internet en el móvil (gracias a la SIM que compré por 2 pavos en Stung Treng) y encuentro un hotel justo detrás de la gasolinera; habitación privada, con parking, desayuno incluido y una nota de 8’4 en Booking, ¿Por 9 dólares? Jajaja pagaría más sólo por ducharme aunque tuviera que dormir en la tienda de campaña.

Gas ‘n’ Roll actitud, siempre!

Ni si quiera me he parado a mirar si tiene recepción 24 horas, no tengo fuerzas para meterme a conducir por una ciudad de estas, así que me he presentado en el hotel con la esperanza de que me abrieran. El tipo se acerca a la verja del hotel y flipa con el conjunto moto – indumentaria – cachivaches, pero es muy amable e incluso insiste en llevarme el macuto. Yo creo que me ha visto que ando con los pies a rastras y le he dado hasta pena jajaja

Sólo los que hemos tenido la suerte de tener una entendemos el significado de este dicho: Honda… Es Honda!

Tengo las manos rojas, hinchadas y con temblores… Han llegado peor que de una ruta de fin de semana de enduro! No hemos sumado muchos kilómetros al contador de La Honda, pero sí otras 18 horas de duro viaje a lo largo de 2 países de media/alta dificultad… Yo no paro de quejarme, pero, como siempre, ¡¡La bestia ni se inmuta!!

Y hasta aquí esta etapa tan larga, que la he tenido que partir en 2 etapas, aunque a mí me hayan parecido 3. Aquí abajo os dejo el vídeo y espero que os guste el contenido… Si es así, ¡Compartidlo! Así me ayudaréis a llegar a más gente y, quizás algún día, a ganar algún euro con todo esto! Jajaja

Por cierto… ¡No se olviden del Gas&Roll!

🔜Etapa siguiente: En construcción…

Tienes todos los vídeos de mi vuelta al mundo en mi canal de YouTube: Gas & Roll

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