🔙Etapa anterior: ✊🏼 Etapa 2 🤘🏼: 🇮🇳India – Vietnam🇻🇳
🔙Etapa anterior: 🇪🇦Etapa 2×00🇮🇳 – ✊🏼Bienvenidos🤘🏼

Aterrizo el viernes en España para pasar un fin de semana de familia, amigos, motos y Rock’N’Roll durante la Copa Enduro 4 Estaciones que se celebra en mi pueblo natal, Navalmoral.
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El fin de semana pasa rápido, nada mejor para olvidar el disgusto aunque me lo he pasado contando la historia a unos y a otros, aún así me vuelvo a Vitoria con el disgusto superado y enfocando el futuro en otros planes.

Lunes, ya en Vitoria intentando volver a «la normalidad» me entrevistan en Radio Euskadi, en La Casa De La Palabra acerca del viaje y las desventuras, lo podéis escuchar pinchando en éste enlace (minuto 35:52).

Pero no por estar intentando volver a «la normalidad» y planeando un futuro alternativo, quicir que haya abandonado a La Honda, ¡Nada más lejos de mi intención!
Por mucho que me apetezca insultar, pegar, denunciar o todo eso que se os ha pasado por la cabeza y me habéis propuesto, con la calma, se ven las cosas desde otro prisma. Probé por las buenas, probé por las malas e incluso por la vía corrupta, a golpe de soborno, pero nada de eso ha funcionado.

Por mucho que hablemos de Asia y sus locuras, me cuesta mucho creer que una moto se vaya a quedar varada, localizada y con el dueño y varias empresas reclamándola.

Yo sigo convencido de que tiene que haber algo que se pueda hacer, pero lo que me han dejado claro es que no va a ser algo legal, por lo que intento pensar algo ilegal, o al menos inmoral. Llevo varios días pensando y la opción que más lejos ha llegado ha sido la de devolver la moto a Kathmandú. Ésta última ha estado a punto de colar, pero no sé en qué punto se paralizó y tampoco ha salido bien.
Para poder rescatar la moto hasta Katmandú, tuve que contactar con las 3 empresas de los 3 países para que hicieran un escrito alegando que se trataba de un error y que nos dejaran enviar la moto atrás. La oficina de aduanas de Vietnam también rechazó ésta petición pero a mí me dio una idea, o una locura más bien, otra.

Jueves, hace una semana que abandoné La Honda en Hanoi.
Como podéis observar en el Mapa, la capital de Laos se llama Vientián. Probablemente, sí, sea lo que estáis pensando. Hice hacer un escrito a todas las personas que participaron en ésta película diciendo que había habido un malentendido, que se habían equivocado y que el destino final de la moto no era Vietnam, sino Vientián, empezando por Ganesh (Nepal). Me costó pero fui uno a uno (incluso gente que no conozco de nada, vía email o a través de otras personas) dije que insistieran en que por problemas del idioma no me habían entendido y habían enviado la moto a Vietnam, pero que se trataba de un error y que el cliente (yo) necesitaba su moto en Vientián.

Llega el viernes, fin de semana de nuevo y no he recibido noticias significantes, aunque sí algunos mensajes de Vu (Vietnam) pidiéndome algunos papeles y documentación. Tenía pedidos Viernes, Lunes y Martes libres en el trabajo porque eran las fiestas de mi pueblo; el Carnavalmoral. Si tuviese la oportunidad de adelantar algo, tenía pensado utilizar estos 6 días para y volver a Vietnam (se tardan unos 2 días en cada trayecto) pero en vista de no tener oportunidad de hacer nada nuevo (presencialmente) seguí con el plan inicial y con menos ganas que cualquier otro año de mi vida, me volví de Vitoria a Navalmoral.
Superado el primer día de Carnaval (y la primera noche) amanecemos el sábado sobre las 12 del mediodía y al activar los datos en el móvil empiezan a llegar mensajes y llamadas de Whatsapp así como algunos emails. ¡¡LA TRETA HA FUNCIONADO!! Mi moto llegará viajará hoy de vuelta desde Hanoi hasta Bangkok, donde hará escala para volar de nuevo hasta Vientián, capital de Laos. Es tal el subidón que me da miedo de confiarme y creer que todo se ha solucionado, no vaya a caer en saco roto. Hablo con todo el mundo y todos me confirman que ha salido de Vietnam, que era lo imposible.

Yo todas las noches escribo a ver si hay novedades en el frente pero en Hanoi son 5 horas más, así que para cuando yo me desperté habrían estado cerradas las oficinas, menos mal que como di el tostón a todo el mundo, todos tenían mis papeles y, junto a ese acto desesperado de ingresar 2.300€ a ciegas al hombre que me había metido en éste lío, pudieron operar sin mi confirmación. Yo lo único que les decía a todos es que tenían plena oportunidad por si daban en algún momento en concreto con un agente de aduanas mas benevolente o lo que sea, que no dependan de contactar conmigo y aprovechen el momento.
El dinero lo ingresé por varios motivos; en parte para que vean que estoy dispuesto a pagar y no voy a hacerle la putada a nadie. Por otro lado para que, si se daba el caso de un momento de oportunidad se pudiera aprovechar sin tener que hacer trámites.
En tercer lugar porque, Ganesh (Nepal) aunque cometió un error muy grave y ni podía devolverme el dinero (1750€ es una millonada en Nepal, aparte de que calculo que él ganaría unos 100€ por su trabajo, el resto es para pagar el envío en sí y no, en Nepal no tienen seguros ni oficinas del consumidor como muchos me proponíais, aparte de que no iba a volver a Nepal para ver si podía hacer algo) en ningún momento me dejó de lado; pudo haberme bloqueado de whatsapp, no cogerme las llamadas, no ayudarme, ni realizar más trámites pese a que yo le estaba dando mucha caña y hablando mal. Pero yo le apretaba porque veía que no era un mal tipo, ni un estafador que hubiese hecho las cosas mal a propósito, él ya había cobrado y podía desentenderse del tema, pero yo veía que en el fondo era buen tío y también lo estaba pasando mal con esto, así que como estaba respondiendo bien a la presión me la jugué, confié en él y le ingresé prácticamente todo el dinero que me quedaba en la cuenta, incluso le mandé una captura de pantalla para que viera cómo quedaba. Todo esto lo hacía para meterle presión y que se sintiera mal, que viera que estaba arruinado y sin moto. Al final todo pareció salir según lo imprevisto, como siempre. Al fin y al cabo, no hay que olvidar que soy extremeño y como dicen los extremo; Razonar es siempre tan difícil, para mí. Que mas dá, si al final todo me sale siempre bien, del revés…

Una vez asegurada la salida de la moto del país y que es seguro que llegaría a Laos (no es que sea como un país europeo sin restricciones raras, ni mucho menos, simplemente toda la gente que pregunté de distintos países me dijeron que no debería tener problemas para recuperar la moto en Laos, pero en Asia nunca se sabe) me puse a buscar vuelos a Vientián y encontré una combinación Madrid – Helsinki – Bangkok – Vientián, sumado a unas 2 horas que hay de Navalmoral a Barajas, unas 30 horas de viaje, que empezarían el domingo a las 6 de la mañana para aterrizar en Vientián el lunes sobre las 9 de la mañana, todo por el módico precio de unos 500 euros, todo barato.
Hablo con mi padre a ver si él me puede llevar el domingo al aeropuerto a las 6 de la mañana y, como se ha ofrecido voluntariosamente, puedo dejar preparada la mochila con algo de ropa y todos los documentos para así poder salir a darlo todo en mi último día de Carnavalmoral. De ésta forma no me tengo que preocupar de preparar las cosas al llegar de madrugada, bajo los efectos del alcohol y prepararla de verdad, así que puedo salir sin miedo hasta las 6 de la mañana, que mi querido padre me lleva al aeropuerto.

Sábado, 4 de la tarde, dejo todo listo y me voy a las calles moralas. Como siempre, se me complicó y apuré hasta última hora, creo que ya no sé viajar sin ir al límite, apurando al máximo. Me presento en casa a las 5:55, ligeramente perjudicado, mi padre ya desayunado y con el coche en marcha, yo con los restos de lo que era un disfraz de yonki de los 90, algo desaliñado.

Tras una ducha rápida me quito los restos de Carnaval y me pongo las prendas oficiales de Gas & Roll, para volver a lo mío; la carretera, los viajes y la aventura. Para volver a por lo que es mío y que, por derecho, me pertenece LA HONDA.

Cumpiendo con el itinerario imprevisto;
–6 am; salida de Navalmoral.
–8 am; check-in en Barajas, desayuno con padre que me ha preparado nada más y nada menos de 5 bocadillos JAJAJA.
–10 am; salida de Madrid a Helsinki.

–14:30, tras una siesta más corta de lo que a mi castigado cuerpo le hubiese gustado, ya estoy en Finlandia. Aprovecho la escala para comerme otro bocata, aunque me han dado de desayunar en el vuelo, mi cuerpo demanda energía.

–16:50, otras 9 horas y media de vuelo, ésta vez me dan todo un kit para dormir (almohada, manta y hasta unas pantuflas para descalzarme).

-Domingo por la noche, 02:25 de España, 03:25 de Finlandia, 07:25 de Tailandia. El desbarajuste del cuerpo empieza a pasar factura, no sé ni por qué hora fijarme, en mi cuerpo sólo hay desajuste. Pero claro, entre que estoy de empalme, durmiendo a siestas, comiendo sin saber ni en qué horas y los cambios horarios es normal.

En el aeropuerto de Bangkok me preguntan, pues es la segunda vez que vengo en menos de un mes y eso no cuadra mucho con el motivo de mi visita, que se supone que es turismo.

Tengo 3 horas de escala en Bangkok que, una vez finalizado todos los trámites y movidas pasaporteriles, empleo en darme una vuelta por el enorme aeropuerto y comerme un bocata lomo-queso que me sabe a Gloria.
–04:45 de España, 05:45 de Finlandia, 09:45 de Tailandia; último vuelo, ésta vez hasta Vientián, capital de Laos.

–11:00 de Tailandia y Laos (06:00 de España, 07:00 de Finlandia); Al fin estamos en Vientián con un calor terrible, más de 30ºC y aún no ha llegado lo peor, sumado al cansancio hace que de pereza cualquier cosa y sólo querer tumbarse, pero TODO POR LA HONDA.
Es curioso como hace 1 semana dejaba Asia sin saber cuánto pasaría hasta que volviera y nada más regresar a España, en el instante en que dejas el aeropuerto, estás en casa, en la normalidad y te olvidas inmediatamente de todo, adaptándote en un segundo a tu hábitat natural. Sin embargo, cuando viajas a Asia te cuesta adaptarte, aunque ya hayas estado antes; hay un sinfín de pequeñas cosas que, juntas, te pegan un buen bofetón. Nada más llegar me sorprende mucho Laos. Todas las ciudades en las que he estado de Asia son de mucha locura; la forma de conducir, muchísima gente, animales sueltos, mucho tráfico, el libre albedrío… Pero en Laos se respira paz y tranquilidad; no veo animales, hay poca gente por la calle, poco tráfico y todos van con calma, las calles están bastante limpias y hay mucho orden.

Basándome en mi fallida pero no por eso inválida experiencia en cuanto a recepción de motos en aeropuertos internacionales, decido buscar en Google la dirección de Thai airlines y presentarme allí directamente, en lugar de perder varias horas dando vueltas por el aeropuerto buscando la zona de carga, como ya hice en Vietnam (lo cual me recuerda que a esa cita también llegué de empalme tras una noche movidita en Bangkok, debe ser verdad que somos animales de costumbres).

En Thai Airlines me piden los papeles y me confirman que la moto está allí, que ya ha llegado y que está en la zona de carga de una empresa llamada HHL, les pido que me indiquen y me tienen que hacer un mapa para llegar.
De camino al aeropuerto veo una tienda de móviles y consigo una tarjeta SIM, bien, ya tengo internet en el móvil; muy válido en la lucha contra la corrupción, las leyes absurdas y la injusticia.

No os penséis que porque me hayan hecho un mapa va a ser fácil localizar la empresa, no. En realidad pensar que si me han tenido que hacer un mapa para indicarme es porque no es tan sencillo.

Una vez en las oficinas de HHL empezamos los trámites, no os voy a aburrir con los detalles, para eso os leéis la 🔙Etapa anterior: 🇳🇵 Etapa 🇹🇭 2×10 🇻🇳 – ✊🏼Su Dictadura Animal🤘🏼, pues el proceso es el mismo pero sin ser fallido ya que en Laos no necesito una licencia de importación internacional, ni nada por el estilo. Las próximas 3 horas se resumen en; hacer papeles pasando de una oficina a otra, fotocopias, documentación y regresar al aeropuerto a buscar un cajero para sacar dinero y pagar las tasas de almacenaje. Esto era algo que me asustaba bastante, pues en Vietnam eran 100$ al día, en un país en el que la vida es muy barata, me asustaba que Laos, aunque barato es algo más caro que Vietnam, el precio fuese similar o peor. Éste era uno de los 2 motivos por los que tenía que venir inmediatamente a por la moto. Si os hago caso a muchos de vosotros y me espero a las siguientes vacaciones para venir con calma, igual pasan unos meses y a la vuelta tengo que pagar 6 o 7 mil euros por recuperar la moto (en Vietnam salía por unos 3.000$ dólares al mes), sumado a todo lo que llevo pagado más los viajes igual asciende a 10.000 euros, que por mucho valor sentimental que tenga en el mercado están por unos 2.000€ . El otro motivo es porque si la cosa ya está complicada y no es seguro que vaya a recuperar la moto, no podía dejarlo pasar y esperar unos meses a que la moto se pierda, todo se complique, alguien se dé cuenta de lo que hay dentro y le interese… Vi una oportunidad y la aproveché, cueste lo que cueste.

Tras todos estos trámites, la mujer de la oficina da la órden a los del almacén de que traigan el paquete y cuando yo veo aparecer la Fenwick con la caja de madera que abandoné 19 días antes en Katmandú, a mí me da un vuelco al corazón, obviamente es por el contenido, no por el continente. Tengo una sonrisa de oreja a oreja que intento reprimir, pero no soy capaz. Me siento un poco absurdo, pues la gente me mira con caras raras, pero es normal, no saben lo que hemos pasado por un lado me entran ganas de contárselo a todo el mundo, o de compartirlo con el mundo a través de las redes sociales, pero no. Se trata de un momento íntimo, sólo nuestro y me muero de ganas por abrir la jodida caja. Cada segundo se me hace eterno, me dan ganas de arrancar del asiento al de la máquina y sacarla yo mismo a la calle, que por cierto me dicen que necesito un cajón donde cargar la caja pero al final les logro convencer de que me saquen el cajón a la calle, que ahí dentro hay una moto y la tengo que armar para poder salir rodando.
Sacan mi moto fuera y, con la ayuda de los operarios, comenzamos a abrir el cajón con una barra de uñas;

Te has burlado de la muerte, y le has sacado el dedo.
Si no te importa demasiado el qué dirán, eres de los nuestros.
Has perdido el corazón apostando 100 al 0…
¡Gallo! De la cabeza a los pies, ¡Eres un gallo!
¡Qué sensación! ¡Qué momento! Las piernas; me tiemblan, los ojos; me lloran, la sonrisa; no se me quita...
Cuando las estrellas se apaguen,
tarde o temprano,
¡También vendrás tú!

Una vez abierto el cajón comienzo a soltar cuerdas y eslingas, hasta liberar la moto y me he enredado siempre entre algas,
maraña contra los dedos.
cierras la madeja
con el fastidio del destino,
¡Y el mordisco lo dan otros!
Hace muchísimo calor, según el móvil 40ºC, pero yo diría que más, sumado al cansancio de llevar danzando a lo largo de 4 países unas 40 horas, cuesta seguir trabajando en la moto y me muero de sed. En la última visita al cajero del aeropuerto compré una botella de agua, pero de eso ya hace unas horas y aquí no hay nada de agua. Debo estar tan sendiento que los operarios me lo han notado y me han preguntado que si estoy bien, les pregunto si puedo comprar agua por aquí y me dicen que no, pero se va dentro y me traen un vaso de agua, del grifo. Sé que beber agua del grifo y de un vaso sin lavar es lo primero que te recomiendan al viajar por estos lares, pero estoy cerca del golpe de calor así que lo acepto gustosaente.
Aprovecho el mini descanso para atender el móvil, mucha gente no sabe ni que estoy al otro lado del planeta pero los que lo sabéis estáis de los nervios y es normal, pues lleváis horas sin saber de mí. También me vale a mí para darme cuenta de que estamos en Carnaval, ni me acordaba, jamás pensé que algo me haría olvidarme de mi querido Carnavalmoral, pero desde hace muy poco, no me importa, ha valido la pena, no mucho, ha valido toda la pena.

Tras el breve descanso volvemos al curro con energía y finalizamos toda el montaje y carga de la moto. Toca montar de nuevo las maletas laterales, el soporte del baúl trasero (que por cierto en el trasnporte se ha perdido uno de los 2 tornillos que fijan la base a los soportes), también hay que conectar la batería, montar los soportes y las garrafas de gasolina, montar la cúpula, colocar los espejos…
Como puedo meto todo en las maletas aunque no cabe todo; en Nepal hacía frío y llevaba mucha ropa puesta, ropa que ahora tengo que guardar, sumado a que al estar todo desordenado, el espacio está desaprovechado.
Me despeloto ahí mismo, quitándome la ropa de calle para ponerme el mono de cuero. Son muy pocos kilómetros a la ciudad, pero no tengo sitio para llevar el mono quitado.
Al fin está todo montado y en su sitio; ha llegado el momento, ¡Qué nervios! Introduzco la llave, la giro… ¡Y se enciende todo el cuadro de instrumentos! Escucho ese característico pitido de la inyección cebando la bomba y veo como la aguja de las revoluciones sube hasta las 17.000 revoluciones por minuto para inmediatamente después volver a 0, ¡Todo está perfecto! ¡Qué momento! No sé por qué, pero estoy muy nervioso quizás esté sintiendo oscuridad inmensa, entregado a una luz, como un laberinto de incertidumbre. hasta que por fin pulso el botón de arranque y La Honda, como de costumbre, ni titubea, en menos de 1 segundo está al ralenti, lista para la acción… ¡Qué maravilla! Todo ha vuelto a la normalidad, ¡¡SIRENA VUELVE AL MAR!! Ya no estás varada por la realidad…
Termino de vestirme mientras la dejo que se caliente (cosa que con ésta temperatura hace rápidamente) y localizamos una gasolinera camino de la ciudad, no muy lejos, a unos 3 kilómetros. Puede parecer poco, pero llevo las ruedas casi sin aire y el depósito, casi sin gasolina, tuve que vaciar ambas cosas para poder enviar la moto.
No ha pasado mucho tiempo, apenas 3 semanas pero como bien dice Sabina no son 19 días, son 19 días… ¡Y 500 noches! Las sensaciones son raras, como de primerizo; por un lado parece que todo ha estado en pause, que he dejado una película a medias y, tiempo después, he vuelto para darle al play y desde el primer instante estás otra vez metido de lleno en acción. Pero, por otro lado, voy nervioso, inseguro, como si fuese la primera vez que rodamos juntos por un país extranjero, está claro que hemos vuelto a renacer y, mientras saboreo éste momento tan agridulce, hay una canción que no deja de sonar en mi cabeza:
Y verás sin duda el resurgir poderoso del guerrero,
sin miedo a leyes ni a nostalgias…
¡Y lo verás caer una y mil veces y levantarse de nuevo,
con la pura bandera de su raza!
Con calma llegamos a la gasolinera, todo está muy vacío y aquí sólo hay un chaval que al quitarme el casco y verme la cara, se va dentro y viene con una botella de agua que ni si quiera me quiere cobrar y me bebo de un trago. Se ríe y vuelve dentro a por otra, pero no acepta propinas, ni me las quiere vender, sólo la gasolina. No tienen compresor para meter aire a las ruedas así que saco el mini compresor que funciona con la toma de mechero y lleno las ruedas.
Gasto las pocas energías que me quedan para dejar la moto en condiciones de circular y en cuanto termino de hinchar las ruedas, me tiro al suelo exhausto, ¡No puedo más! El gasolinero me ve tirado en el suelo y me trae su silla con una sonrisa por bandera, ¡Qué maravilla de personas!

Está anocheciendo, son las 5 de la tarde del lunes, como las 12 de la mañana en España, lo que indica que hace 48 horas que me levanté de la cama y, salvo las incómodas siestas en el avión, entre viajes y trabajar en la moto, ¡No he parado! No he parado y lo que es «peor», ¡No hay plan! Todos me preguntáis que qué iba a hacer o qué idea de viaje tenía y no os mentía cuando os decía que no tenía ni idea, mi único objetivo era recuperar la moto a cualquier precio y, si llegaba el caso, improvisar, se nos da bien eso…

otro corazón ardiendo, ¡Nena me tengo que ir!
De camino hacia el infierno,
¡Nada me puede parar!
Otro bar, otra cerveza,
otra despedida más…
Éste es mi destino; es lo que sé hacer
sigo mi camino, ¡Comienza a anochecer!
Aprovecho el descanso para buscar un hotel en la ciudad, estoy tan cansado que no puedo pensar con claridad, todo me da mucha pereza y la moto va cargada hasta los topes, ¡Pesa más que nunca! Con la ayuda del gasolinero elijo un hostel por la zona turística de la ciudad, me dice que es típico de moteros, o algo así, él no habla inglés y yo no hablo Laoense, o como se diga.
Llegamos al hostel sin dificultad, la ciudad es muy tranquila y calmada, para ser asiática. El hostel tiene muchas scooters aparcadas en la puerta y gente en la terraza que, al llegar nosotros, la dejan para salir a conocer a la primera dama.
El hostel, por 11€, no está mal pero se nota que es más caro que Vietnam. Sigue siendo barato porque he cogido una habitación para mí sólo pero ese es el precio de una habitación compartida en muchas ciudades de Europa.
Hoy, aparte de que necesito descansar tras un sábado-domingo-lunes muy intensos, necesito vaciar toda la moto y recolocar todo como es debido.

Tras una reconfortante ducha, retomo la conexión con España mientras decido qué hacer con mi vida. Yo, debería volver al trabajo el miércoles por lo que a simple vista, mañana tengo que buscar un lugar seguro donde abandonar la moto por un tiempo indefinido y luego encontrar la forma de regresar a España para estar en el trabajo el miércoles por la tarde, que no sé si llegaría a tiempo y en mi empresa ni si quiera saben que estoy en el culo del mundo. Antes de hablar con mi jefe, le pido el favor a un compañero de si me podría cubrir el miércoles, jueves y viernes, para así empalmar con el finde y tener unos días para rehacer el viaje. Mi colega Víctor me da el visto bueno al favor y entonces aviso a mi jefe, que no se lo toma muy bien, pero ha sido una urgencia y no tenía más opción.

Como ya tengo lo más importante solucionado, me quito un peso de encima terrible. El cansancio no me deja pensar más allá, se me cierran los ojos así que decido salir a la terraza donde conozco un francés con varias empresas de alquiler de moto por Asía, un tipo majo y un buen contacto si alguno tenéis pensado hacer un viaje por aquí; podéis ir alquilando y dejando motos en cada frontera sin los problemas que he tenido yo, que no son pocos.

Tras un rato de charla, dejo el móvil, al francés y al resto del mundo, sólo me apetece disfrutar de una cerveza mirando a La Honda con admiración. Es impresionante lo que llevamos ya vivido juntos, me pongo a recordar viejas hazañas y aventuras juntos; cuando cruzamos España nevando, cuando nos quedamos tirados y casi morimos de hipotermia y varios accidentes durante 18 horas por las Highlands de Escocia, cuando tuvimos el reventón y casi nos caemos por algún lugar de Valladolid, cuando nos quedamos tirados sin gasolina por algún lugar de la Aragón profunda y tuvimos que hacer dedo para llegar a la gasolinera, cuando nos cruzamos todos los Alpes con el regulador de tensión jodido pero me llevaste hasta casa, cuando nos dimos la hostia contra la furgoneta en Sevilla regresando del GP de Jerez, las 43 horas conduciendo por Pakistán e India sin que te quejaras ni lo más mínimo, cuando nos retuvieron 2 días en la frontera de Irán, cuando nos quedamos atrapados en Gran Bretaña sin ferrys para regresar a España, cuando nos quedamos sin puños calefactables, ni cargador de mechero en Bosnia de noche, helaos de frío, cuando te tuve que abandonar en India dejándote al cargo de unos niños de la calle que no conocía de nada, cuando estando en el norte de Portugal nos volvimos bajando hasta Cáceres para subir luego cruzando los 2 países en el mismo día… ¡Y las que nos quedan! No puedo ponerme en éste post a contar todo, pero si queréis podemos hacer una sección en la web sólo de batallitas, de momento, disfruto del momento y ¡Ésta va a tu salud, nena!
Te quiero.

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