🇹🇷Etapa 1×13🇹🇷 – ✊🏼Clases de Rock&Roll🤘🏼

🔙Etapa anterior: 🇹🇷Etapa 1×12🇹🇷 – ✊🏼Europa Ha Muerto🤘🏼

¡¡Hola de nuevo amigos!!

Lo primero de todo es avisaros de que esta entrada es un buen chapón, se trata de una etapa doble y es bastante larga. Lo segundo es pedir perdón por teneros desatendidos desde hace 3 semanas, ¡Pero tengo excusa! Para la primera semana porque fue una auténtica locura, en serio. Estoy deseando llegar a esas etapas para que aluciflipéis con las desventuras de los últimos días de viaje y el regreso a España, unos días de descanso (de moto, porque físicamente tampoco descansé).

La siguiente semana la empleé en regresar a España, unos días de desconexión por Navalmoral, volver a Vitoria y retomar mi vida, el mes antes del viaje fui posponiendo todo lo que no tuviese que ver con el viaje, al margen de que hubo que volver al curro y el tiempo libre se vió mermado.

Y la última semana le he dedicado mucho tiempo pero hasta fuera del viaje sigo teniendo problemas ¡JAJA! Como muchos ya sabéis, durante el viaje iba editando los vídeos y las entradas de texto de la página desde el móvil, pues bien, al llegar a casa esperaba poder hacerlo mejor y mucho más rápido desde el ordenador. Me puse a descargar todos los vídeos, unos 500 Gb repartidos en muchas tarjetas de memoria que tenía que ir dejando toda la tarde o toda la noche una por una. Cuando por fin tenía todo descargado, el programa de edición de videos de la GoPro no funcionaba en mi PC, lo intenté con otro pero mi ordenador no tiene memoria gráfica suficiente para editar videos de más de 1 Gb y los hay hasta de 20 Gb… Por lo que, después de haber tenido pasando todo al PC durante días, me ha tocado volver a pasarlo al teléfono para poder editar.

Cuando ya estaba mentalizado de que tenía que volver a editar desde el móvil como buenamente pudiera o pudiese… ¡Descubro que se ha desordenado todo! Al pasar todos los vídeos de nuevo al móvil, fueron cogiendo la fecha nueva, perdiendo el orden natural en que habían sido capturados. En fin, un cristo y un trabajo de chinos, pues para añadir cada vídeo en el lugar que cronológicamente le pertenece sólo veo una miniatura y la duración del vídeo, pero no sé ni de qué día o país es, cuanto menos qué posición ha de ocupar.

Como recompensa os tengo una sorpresa, estad muy atentos a la banda sonora de hoy, pues va a ser puro Gas & Roll. Sí, sí, ¡Habéis leído bien! ¿Que qué quiero decir? ¡¡Pues que tengo mi propia banda sonora!! Mi amigo Álvaro Fernández, aparte de conseguirme varios patrocinadores sin ni si quiera pedírselo, ¡Me ha hecho una canción! ¡Gas & Roll! Utilizando algunas de mis frases más típicas, muchas provenientes o inspiradas por el Rock&Rol y combinándose genuinamente con lo que yo siento al montar en moto, adaptandp todo a un ritmo que sabe que me encanta, ha compuesto una pieza increíble, con la que podréis deleitaros en el próximo vídeo. ¿Quién más puede decir que tiene su propia canción para su blog? ¡Ni los mismísimos Charly Sinewan o Miquel Silvestre!

Escrito esto y excusas aparte, volvamos al tema que nos atañe; Turquía. En la última etapa (Biga – Ankara) tuvimos serios problemas con el kit de arrastre. No tenía claro que fuésemos a llegar a Ankara, la cadena cada vez sonaba peor y algo se había deformado, según donde mirase la tensión tenía mucha o poca, por lo que si la tensaba demasiado corría el riesgo de partirla y más destensada tampoco la podía llevar. Me costó mucho llegar hasta Ankara porque, con el miedo, iba muy despacio. Al margen de que paraba cada dos por tres a revisar la cadena.

Aquí os dejo el video de la etapa anterior, por si queréis refrescar la memoria.

Amanecemos en Ankara, en el hotel Segmen. Sí, pasé la noche en un hotel que se llama Segmen, es lo que hay. He dormido poco, la noche anterior me dieron las tantas editando vídeos, buscando talleres y planificando el viaje. El hotel en el que me alojo tiene en el sótano un lavadero de coches para dar servicio a los huéspedes y me dejaron guardar la moto ahí hasta las 9 de la mañana, por lo que, aunque al estar averiado fuese día de descanso, volvía a no descansar. Al bajar al hotel pregunto si conocen algún taller de motos, pero de motos grandes (las motos que hay aquí son casi todo Yamaha YBR de 125 c.c. o motos por el estilo). Los empleados no saben (salvo el recepcionista tampoco saben inglés) pero llaman al dueño del hotel que tampoco conoce, pero desde el primer momento coge el teléfono y empieza a mover hilos. Me dice que él me va a ayudar en todo lo que pueda, que me vaya a desayunar tranquilamente, que que tengo el desayuno incluido y que, cuando termine, baje a buscarle a la terraza.

Subo al restaurante y me encuentro con un desayuno de buffet y varios camareros listos para atenderme Ou yeah! En el restaurante, para variar, soy el centro de atención, aunque ninguno de los camareros habla inglés intentan hablar conmigo, agradarme y me hacen preguntas continuamente. En la mesa de al lado, empieza a hacer de traductor un hombre que habla español, Ahmedito el Gordito (si alguno necesita ayuda en alguno de estos países puede contactar con él pinchando en el nombre), él mismo se presenta así, jaja. Ahmeditoelgordito, es un hombre soltero de unos 40 años, nacido en Siria que ha acabado en Turquía huyendo de la Guerra en su país. Es intérprete y habla 6 idiomas, entre ellos el español. Él quiere venir a España, pero su único familiar es su tío que vive en Madrid pero que es muy malo, así que no viene. Aparte de hacer de intérprete para solventar todas las dudas de los camareros, me cuenta de primera mano la situación de su país y las putas que las ha pasado, una conversación realmente interesante, de esas que te hacen cuestionarte cosas. Además, me dice que su hermano Usama, es muy famoso en España. Fue secuestrado con tres periodistas españoles en Alepo hace un par de años. Aquí os dejo la noticia.

Una vez acabado el desayuno, me despedí de Ahmedito el Gordito y bajé a la recepción a buscar al dueño del hotel. Había hecho unas llamadas y un amigo le había recomendado un taller de motos. Mi nuevo amigo (no recuerdo su nombre) me dijo que él cogería su coche para que le siguiera hasta el taller. Y, tras unos 20 minutos de curioso tráfico, así fue. Esto es la capital, nada que ver con los pueblos que había cruzado o la autovía. Aquí el tráfico es muy intenso y, sumado a la forma en que se conduce por estos lares, no es fácil circular, cada minuto sufres varios sustos ¡JAJA!

Llegamos a Bülbül Motosiklet y, la verdad, no está tan mal como me esperaba. Nos reciben un hombre bastante mayor y un chaval de unos 15 años, ninguno tiene pinta de controlar mucho de mecánica (ni de nada en general, la verdad). Mi colega haciendo de traductor les cuenta el problema que tengo con el Kit de arrastre y nos dicen que esperemos, que ahora llega Bülbül. Mientras esperamos reviso un poco el taller y no me da mucha confianza; está bastante desordenado y sucio, pero en realidad me lo imaginaba peor. Veo que en la puerta del taller hay dos flamantes erres: una Honda CBR 1000 RR Repsol y una Kawasaki ZX10, ambas bastante nuevas, lo cual me tranquiliza. Si reparan máquinas de semejante nivel no tendrán problemas con mi CBR de 18 años, pues es mucho más básica.

Nada más bajarse de la moto le informan de lo que hay, apenas ha dejado el casco y se agacha a revisar el kit de arrastre. Me confirma mi sospecha; la cadena está muy deteriorada y hay que cambiarla. Le pregunto si tienen el kit de arrastre completo y empieza a hacer llamadas. Tras varias llamadas me dice que puede conseguirme la cadena, pero no encuentra piñón y corona, habría que pedirlo y tardará varios días, cosa que no tengo. Le pregunto por la cadena y me dice que ha encontrado 2 y ambos de más eslabones que la mía, pero se pueden cortar los que sobren y eso no me preocupa, me preocupa qué tipo de cadena tienen en Turquía. Para mi sorpresa una de las dos cadenas es DID, uno de los mejores (o el mejor) fabricantes de Kits de arrastre del mercado. Sin dudarlo le digo que lo pidan, sigue hablando por teléfono y al colgar manda a un chaval que había allí coger una scooter para que vaya a buscarlo andesea. Ahora viene la otra cuestión, el precio. Realmente me da igual porque no tengo opción, pero saben que, al fin y al cabo, soy un turista en apuros y tengo miedo de que me den un palo. Vuelve a llamar y me dice que, al cambio, sale por unos 100 €. ¡Uf! ¡Adelante! El precio es similar al de España y la mano de obra espero que mucho más barata.

Una vez hecho el trato, el dueño del hotel me dice que si se puede marchar, le vuelvo a dar las gracias y me da su teléfono por si tengo algún problema o me puede ayudar en otra cosa. Mientras esperamos, le digo que también quiero cambiar el aceite y su filtro. Sin problema, se ponen al lío en seguida. Mientras ellos se ponen con eso, yo voy revisando rodamientos, reapriete de tornillos, pastillas… Tengo tiempo libre y estoy en un taller, tengo que aprovechar.

Su forma de trabajar me recuerda a España hace unos años, trabajando sobre la moto con el cigarro en la boca, cosa que no me gusta, pero tampoco soy quién para decir nada, bastante que salgo del apuro. Entre pitillo y pitillo, me ofrecen un té, que acepto gustosamente pese a que mucha gente me dice que no tome bebidas no embotelladas por el riesgo de gastroenteritis, pero de momento no he tenido problemas.

Una vez cambiado el filtro de aceite y vaciado el cárter de aceite viejo, pasamos a reponer líquidos. Le pregunto que cuántos litros va a echar y me dice que 3, le digo que no, que esta moto lleva más y que a mí me suena que son 3,7 si cambias el filtro (cosa que hago en cada cambio, por cierto).

Saca el teléfono y tras llamar me dice que le han dicho que lleva 3,3. Busco en mi móvil el manual (os recomiendo llevarlo siempre descargado en el móvil) y pone que son 3 litros o 3,3 si cambias el filtro, aunque yo sigo convencido de que son 3,7 él me insiste y le digo que vale. Al terminar de echar los 3,3 compruebo el nivel en el ojo de buey y está bien, bajo, pero dentro de límites. Sigo con los 3,7 L en mi cabeza pero bueno, iré más pendiente de lo normal.

Antes de estar convencido del todo llega la cadena y nos ponemos al lío con ella, una flamante DID reforzada, en Turquía, ¡Quién me lo iba a decir! Pero como siempre digo, el mundo es mundo, y está más desarrollado de lo que creemos en Europa. Cortamos los 2 eslabones que sobran, remachamos, ajustamos tensión y listo. Las llantas (y toda la moto en general) están totalmente negras de la suciedad que tienen, Bülbül le pide a su joven Padawan que limpie las llantas.

Me sorprende que utilizan limpiador de frenos continuamente, para limpiar todo. No puede ser bueno porque es muy corrosivo, pero dado el nivel de suciedad de la moto y el «es lo que hay» no me importa, el chico se esfuerza por dejarlas lo más limpias posibles. También le da un repaso al resto de zonas de la moto que más sucias están.

Montan todo, revisamos niveles y todo lo que se me ocurre. Aprovecho para pedirles un kit repara-pinchazos, de mechas, se me olvidó en Vitoria antes de salir y llevo todo el viaje buscando en las gasolineras. También les compro 2 paquetes de bridas y grasa para la cadena, que se me estaba acabando.

Bülbül arranca la moto, varias veces. La dejamos que se caliente y me pregunta por los Kilómetros que tiene la moto. Mi Honda a los 100.000 Km reseteó su marcador, y cuando empecé este viaje tenía poco más de 1.000 km. Ahora, en Ankara, marcaba 6.500 Km. Le digo que tiene 100.000 + 6.500 Km y me dice que no le he entendido, me vuelve a preguntar cuántos tiene y cuando le escribo en la calculadora del móvil la cifra real me dice que pensaba que estaba de serie, que no sabía que le había hecho el motor. Le explico que todo es de origen y que nunca se ha abierto el motor. No me entiende o no me cree. Me dice que es imposible que un motor aguante tanto, que allí estás motos aguantan unos 50.000 Km, y eso las japonesas (dando por sentado que son las más fiables). Cuando por fin le creo, se gira y mira a la moto con asombro, le entra la risa y me da la mano. Le da unos golpes al acelerador y se señala la oreja sonriendo, me mira y me hace un gesto de OK con la mano 👍🏼, llama a los colegas que están fuera y les cuenta los Km que tiene la moto y cómo suena. Empiezan a sacar fotos y me da la mano, con la otra mano en el corazón dejando claro que siente respeto ¡JAJA! Yo le respondo «we are spanish and she is my world«, nos reímos.

Este es mi colega Bülbül, el dueño del taller.

Ya está todo, moto reparada, revisada y lista para continuar. Encima hemos conseguido los accesorios que queríamos. Hemos perdido un día en la capital (cosa que no tenía previsto), pero parece que todo marcha, incluso me alegro por la avería. Hice bien en habérmela jugado en intentar llegar hasta Ankara y no parar a dormir en la carretera o algún pueblo.

Les digo que me saquen la cuenta y la suma asciende a 1400 Liras Turkas, unos 210 €. Les digo que quiero pagar con tarjeta y me dicen que no se puede, pero yo había visto el datáfono en el taller y por eso no me preocupé del dinero. Compruebo mi efectivo y no tengo tanto, unas 500 liras. Me dicen que hay un cajero casi enfrente y que el chaval me acompaña . Voy con él y en la tarjeta N26 (una tarjeta de débito internacional que no te cobra comisiones en ningún cajero) sólo tengo para sacar unas 300 liras más. Intento pasar dinero de mi cuenta normal a la tarjeta de la N26 pero no tengo Internet en el móvil, por lo que hay que volver al taller donde tengo el otro teléfono. Cuando hago la transferencia me dice que tardará 2 días y que esa cuenta no permite las transferencias inmediatas. Aquí sólo tengo otra tarjeta, la de crédito de ING y me dicen que ellos me acercan a un cajero de ING.

Bülbül le dice a otro chaval que estaba por allí que coja la scooter y me acerque al cajero. Una vez allí, el cajero está en turco y no deja ponerlo en inglés, el chaval que me ha traído, que tampoco habla inglés, toma los mandos para que yo saque dinero pero da error. Lo vuelve a intentar, ahora pulsando en otra opción pero sigue dando error. ING tiene una opción para enviar dinero a un cajero y, poniendo un código, te permite sacar dinero, pero para eso necesito internet y el otro teléfono sigue enganchado en la moto. Le pido a mi colega que me ponga WiFi, entro en la app y transfiero 200€ a un cajero, operación realizada con éxito. Lo intentamos de nuevo y sigue dando error, mi colega entra al banco y hace salir a un segurata, que tampoco consigue nada. No conseguimos nada. Se me ocurre poner el traductor de Google que tiene una opción de usar la cámara y que vaya traduciendo en tiempo real lo que vea. ¡Vaya! ¡En Turquía no está permitido enviar dinero a los cajeros!

La otra máquina de Bülbül

Entramos al banco y nos atiende una chica muy amable que sí habla inglés. Finalmente, pagando una comisión de 7€, una auténtica barbaridad en Turquía, consigo sacar dinero y volver al taller. Cuando llegamos al taller y les contamos por qué hemos tardado tanto, todos se ríen, «Esto es Turquía» dicen, y se desorinan todos. Es lo que hay, qué le vamos a hacer.

Me saca la cuenta y me ha cobrado hasta 2 botes de limpiafrenos ¡JAJAJA! Menos mal que es barato, aún así, todo por 200 € con precios de turista está bien, igual o mejor que en España y no hay muchas más opciones. No me escuece un pelo y además les quiero dar una propina que me dicen que se la de al chavalito joven, que pone una cara de felicidad digna de haber sido fotografiada.

Me despido de Bülbül y compañía, conforme avanzaba la mañana habían ido apareciendo más chavales. Creo que se había corrido algún tipo de rumor de boca en boca, habría más de 15 personas en la puerta del taller mirando y sacando fotos. Reparto unas pegatinas y pregunto por alguna tienda de electrónica grande, me mandan a un centro comercial con Media Markt. Me indican donde es, pongo el navegador y tiro pallá.

Voy contento, la puesta a punto y revisión de la moto me tranquiliza mucho. De nuevo, me siento preparado para el Rock ‘N’ Roll. Volvemos a esa jungla que se llama Ankara y su tráfico ha empeorado, se ve que no son muy madrugadores pero ya es mediodía y debe ser hora punta.

Circular es muy complicado, no hay normas ni prioridades (o no se respetan). No importan los carriles que haya pintados en el suelo, importa si cabe o no cabe el vehículo que se conduce, es agotador. Menos mal que voy ligero; en vaqueros, zapatillas de deporte y con la mayor parte del equipaje en la habitación. Aún así, tengo que poner todos los sentidos en la conducción y no despistarme ni un segundo, es como Madrid pero 10 veces peor. Me pregunto si esto es Turquía, ¡¿Cómo será conducir por India?! Jajaja.

Tras 20 desesperantes minutos llego al centro comercial y me pongo a intentar aparcar. Quitando Jerez durante el fin de semana del Gran Premio de Moto GP, nunca antes fue tan difícil aparcar una moto. Y eso que ellos las aparcan donde quieren, pero estoy en pleno centro y me parece muy civilizado, tengo miedo que la moto se la lleve una grúa así que me alejo un poco del centro comercial que está todo a tope.

Una vez aparcada y candada la moto, pongo camino al centro. Es curioso como las calles traseras notas que vas por Turquía, por una ciudad moderna, pero pura Turquía. Sin embargo, al llegar a la avenida principal, parece Europa. No Londres o Berlín, pero podría parecer perfectamente Budapest o Bratislava, hasta que entras al centro comercial. Lo primero que te encuentras es un detector de metales por el que tienes que pasar obligatoriamente. Pasados los trámites me dirijo al Media Markt y pregunto por carcasas para la GoPro, espero poder reparar la cámara. Me dicen que no tienen, voy a otras 2 tiendas de electrónica y no tienen en ninguna. También pregunto por un cable USB a mini jack para poder cargar el intercomunicador y no consigo nada. Un empleado me habla de una tienda cerca donde podría conseguirlo.

Voy al lugar indicado y es un servicio de reparación oficial de GoPro, pero no venden la carcasa ni ningún accesorio, me mandan a otra tienda, y a otra, y a otra, y a otra. Pasadas unas 5 tiendas lo único que he conseguido es un USB hembra a mini jack, no me vale para cargar el intercomunicador pero lo compro con esperanza de encontrar un USB macho-macho, muy típico en tiendas de informática, ya que es el que suele venir con los discos duros. Sigo dando vueltas, es increíble la cantidad de tiendas de accesorios y reparación de electrónica que hay, pero no consigo ninguna de estas 3 cosas, que son bastante comunes. Ya desesperado y muy cansado (llevo 6 horas dando vueltas por la ciudad desde que salí del hotel), pero aprovechando que el dependiente de la última tienda habla inglés, cambio el tono y le hablo un pequeño pollo, diciéndole que en esta ciudad no tienen de nada y que nadie me ayuda, sólo me mandan de un sitio a otro.

Me dice que no me puede asegurar de ningún sitio donde lo tengan, que aquí esto es así y que tengo que ir mirando en cada tienda. Le insisto en que la GoPro es algo muy comercial y que tiene que haber sitios oficiales donde comprar la carcasa, que es algo muy común. Empieza a hablar con otros clientes y uno le dice que en la librería donde suele ir él tienen un stand de GoPro, me dan la dirección y veo que me pilla camino del hotel. Última parada y si no lo tienen, ¡Que le den! Me duele más la espalda que cualquier otro día y se supone que es mi día de descanso.

Vuelvo a la moto y ni me la han robado, ni ná. Cuando aparqué la moto había uno al que le hacía mucha gracia que hubiese venido con la moto desde España y me decía que él se quedaba cuidando mi moto, yo pensaba que me estaba vacilando pero no, ahí seguía y se seguía riendo. Se hizo un selfie conmigo y volvimos a la jungla, ¡Que calentones se coge la moto! Hace mucho calor y apenas se avanza.

Finalmente llego a la librería, donde, para mi sorpresa, ¡Tienen la carcasa de la GoPro! ¡JAJAJA! ¡Qué país! No lo encuentro en no sé cuantas tiendas de electrónica y lo tienen en una librería, en fin, suelto los 40 euros que vale y me voy cansado pero contento.

Llego al hotel, me doy una ducha y son las 7 de la tarde, ¡Madre mía! Mi día de descanso y estoy reventao, conducir por esta ciudad agota. Y he estado más de 3 horas para comprar algo que no me tenía que haber costado media hora, pero esto es Asia… Sabías a lo que venías, ¿No?

Me tumbo un rato a atender las redes sociales y a buscar algún restaurante de comida típica para darme un homenaje, anoche llegué tarde y volvió a tocar cenar embutido, ¡Menos mal que tengo a Industrias Cárnicas Iglesias! Pero ya son muchas noches cenando embutido sin pan y me apetece lo que en mi casa llamamos: «darse una tupitanga«. Una chica que conozco de Instagram vive en Ankara y me había recomendado un sitio de comida tradicional que no pillaba lejos del hotel, así que, decido ir allí.

La que lié la noche anterior en las sábanas de la otra cama con el embutido… 🤐

Es de noche y todo ha cambiado, el ambiente es muy turbio, noto que realmente estoy en otro continente. No me llego a sentir inseguro pero tampoco seguro, la iluminación es muy pobre, todo está muy sucio y abandonado. Por la calle sólo hay hombres y de repente, hay muchas luces y garitos de mal augurio. La prostitución en Turquía es legal y, al menos por la zona de mi hotel, está todo lleno de sitios de estriptis y sitios de masajes con luces de colores. Todos ellos con porteros bastante chungos buscando captar clientes y potenciales clientes en no muy buen estado, acompañado de muchos coches marroneros, da igual la gama, todos son marroneros y me miran sabiendo que no soy de allí. Lo dicho, no me increpa nadie, pero todo es muy turbio. Yo por si acaso pongo mirada de chungo, ¡Que no soy un parguela!

Llego al restaurante y todo el mundo me mira, para variar. Está bastante oscuro y no se ve un carajo, parece un PUB más que un restaurante. Todo es muy informal, cuando pido mesa para uno, me mira raro y me trae la carta, un folio plastificado del que no entiendo ni papa, obviamente tampoco está en inglés. El camarero tampoco lo habla, como puedo le pido el WiFi para poder traducir la carta (y de paso subir el vídeo que acabo de terminar de la etapa anterior, que el WiFi del hotel va a pedales). Ya con internet, pongo el traductor y empiezo a traducir, sigo sin entender qué es la carta.

Escribo en el traductor: «comida tradicional» y «elige tú«. El camarero me mira asombrado, me empieza a hablar muy rápido y señalar platos de la carta. Me lo está intentando explicar, pero yo estoy canino y me da igual. Traduzco tradicional en el móvil y le intento hacer entender que tiene que elegir él. Creo que me ha entendido, pues se va con una sonrisa que creo que me va a dar el palo, pero los precios son bajos y yo estoy muerto de hambre, no he comido nada desde el desayuno.

Me trae 4 entrantes, una jarra de agua (que pido que me cambie por una botella) y un plato de algo que parece ser cordero. Está to bueno, menos uno de los entrantes que es una salsa parecida al yogur pero amarga y con aceitunas, pero me lo como todo con el ansia viva que me caracteriza. Además, no sé cuándo volveré a comer bien. Todo por 13€, supongo que para ser Turquía es muy caro y que el resto de comensales del restaurante habrán pagado aproximadamente la mitad, pero tampoco me importa.

Tras alargar la sobremesa con la esperanza de que se termine de subir el vídeo (cosa que no consigo), vuelvo a la calle, estoy muy cansado y era mi jornada forzada de descanso. Mañana hay que hacer una tirada larga hasta el mar negro. Camino al hotel voy observando y me hago un resumen de los últimos días. A priori, las cosas no han ido bien; hemos gastado mucho tiempo y dinero, sin haber hecho turismo ni rodar. Pero, tras mantener una de esas conversaciones conmigo mismo, me hago ver que realmente he conocido y tratado con bastante gente, he vivido situaciones cotidianas y visto como es la gente de aquí, cosa que probablemente no habría comprobado de no haber tenido averías. He pasado todo el día rodeado de gente de aquí que me ha ayudado y enseñado. También he visto su forma de ser, que empieza a ser muy distinta de la nuestra y eso es lo que más me gusta de viajar, ver cómo es la gente y cuanto mayor sea el choque cultural, más me gusta. Me siento afortunado de estar viviendo estos momentos, aquí estoy yo, sólo, paseando de noche por las calles de Ankara, con mi moto en la cochera ¡JAJAJA! Me entra la risa, me pregunto que pensaría mi yo de hace 1 año si le cuentan que iba a estar dando la vuelta al mundo en la CBR, sólo. ¡Qué pasada! Me empiezo a creer que lo estoy haciendo.

Ya estoy en el hotel, y ni me han violao, ni nah. Esto iba a ser una etapa doble; porque en el primer día no ruedo y salía un vídeo muy corto, pero me pasaban muchas cosas por lo que la entrada iba a ser muy larga. De hecho tengo hecho y subido el vídeo de las dos etapas, pero os he metido una chapa brutal y se ha alargado muchísimo. De hecho dudo que muchos estéis leyendo esto entero… ¡Ya os tiene que haber enganchao!

¡Gracias a todos por leerme! Me hacéis darme cuenta de lo chula que está siendo esta aventura.

Aquí os dejo el enlace del vídeo (click en la imagen) si os gusta el contenido, no olvidéis suscribiros a mi canal de Youtube o compartir los artículos en las redes sociales. También podéis (o debéis) comentar y decir si algo no os gusta o sigo por esta línea.

🔜Etapa siguiente: 🇹🇷Etapa 1×13(Parte 2)🇹🇷 – ✊🏼Clases de Rock & Roll🤘🏼

¡¡Un fuerte abrazo y no os olvidéis del Rock & Roll!!

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