🔙Etapa anterior: 🇳🇵Etapa 2×09🇳🇵-✊🏼Tal Vez el Rock’N’Roll🤘🏼
¡Hola Mamoncete!
Antes de que empieces a leer esta etapa, aquí te dejo un largo vídeo explicando en primera persona todo lo que pasó en esta etapa, porque lo grabé para poner al día al personal en mitad de la movida y posteriormente edité el respectivo vídeo de la etapa. Si prefieres el método tradicional del Gas&Roll, a continuación del vídeo, tienes la etapa de mi puño y letra, con sus fotos y el respectivo vídeo final.
Día 4 en Katmandú:

Salgo a despedirme de la ciudad y a los últimos quéhaceres, le he cogido cariño a Katmandú, me gusta mucho esta ciudad.

Una de las cosas que tengo que hacer es recoger el polar que me compré ayer, que lo había dejado bordando la tarde anterior pero me lié con Samartha y su colega y se me pasó recogerlo.

Tras comprar una mascarilla y alguna cosa más volvemos al hotel a preparar la mochila para marchar, pero nos encontramos la navaja de padre, que se le olvidó echarla al cajón y se la regalo a Samartha como agradecimiento por la ayuda ofrecida.

Compro algo de pan al restaurante del hotel y me piden un taxi y me negocian el precio para que me traiga al aeropuerto.

Ya en el aeropuerto, mientras espero, me hago un bocata de paletilla ibérica cortesía de mi colega Pepelu, que me dió un par de paquetes al vacío que metí escondido en el fondo de la maleta pero hasta ahora no había conseguido pan.

Ya subiendo al avión donde voy a pillar un vuelo a Tailandia.

Tras unas horas de avión y otro par de aterrizaje, taxis y checkin en un hostel, estamos en Bangkok.

Son las 11 de la noche y está casi todo cerrado, pero encuentro un restaurante que me da de cenar, muy bien por cierto.
Es el primer día que tengo el día siguiente entero libre así que salgo decidido a conocer la locura de la noche de Bangkok.

Encuentro un garito con cerveza artesanal y viejo y bueno Rock’N’Roll, conozco un grupo de chicas muy majas que cuando cierra el garito se van a casa, porque a las 12 de la noche cierran todo, empieza el día de Buda y es un festivo nacional; está prohibido beber alcohol aunque me dicen que en la gayzone habrá garitos abiertos, así que como no es mi estilo tras un par de cervezas chapan el garito y me voy a sobar.

Salimos a conocer Bangkok y nada más salir encontramos bastante gente viviendo en la calle y muchas familias con puestos de cocina en más aceras.

De Nepal a Vietnam no había vuelos directos, hacían escala en Bangkok, de 12 a 17 horas, por lo que he pensado que era mejor coger un vuelo de Nepal a Tailandia el viernes, pasar el fin de semana viendo Bangkok y el domingo coger otro vuelo a Vietnam a las 6 de la mañana, para aterrizar en Hanoi a las 9, casi a la vez que la moto.

Lo primero que hago es ir a buscar tiendas de informática para ver si pueden recuperar todos los videos de la tarjeta de memoria y me mandan al MBK center, el centro comercial más grande de Asia, pero aquí sólo hay tiendas de venta así que pregunto y me mandan a otro centro de comercial. Éste también es enorme, aunque más pequeño que el anterior y al final, tras 4 horas de búsqueda, encuentro un informático que me puede recuperar los vídeos, pero les llevará unas 6 horas así que, mientras tanto, voy a hacer un poco de turismo.

Aunque antes de hacer turismo busco algo para comer, pues no he desayunado y llevo ya mediodía danzando por ahí. Muy buena la comida tailandesa, bastante más cara que la de Nepal (aunque sigue siendo barata, unos 11€ todo lo de la foto) pero también más elaborada.

Bangkok es una locura de ciudad, 8 millones y pico de habitantes, para poder ver varias cosas en un sólo día necesito muchas moto-taxis, son muy rápidas y baratas

Si vas a viajar a Asia ya puedes llevar los calcetines sin tomates, porque casi todos los sitios turísticos son templos y hay que descalzarse para visitarlos.

En el Wat Arun, uno de los templos más famosos de la ciudad, conozco un grupo de españoles, que me sacan esta foto, hay muchos haciendo turismo por Bangkok.

Tras muchas moto-taxis visitando la ciudad volvemos a la tienda de informática, donde me hacen esperar otras 2 horas además de pedirme 63 euros por los datos y 40 por el disco duro nuevo en el que lo han guardado. Tras un rato regateando consigo que me dejen todo por 70 euros, así que ni tan mal. Después de ahí voy a cenar al barrio chino, donde te puedes encontrar todo tipo de comidas, tantas que al final me crucé todo el barrio viendo cosas raras y se me pasó el hambre.

Tras un largo día en la ciudad acabo en un barrio con mucha marcha donde me dicen que me espere a las 12, que se termina el día de Buda y empiezan a servir alcohol, desde ese momento todo el mundo se vuelve muy loco, es como el Benidorm de Bangkok, mucha fiesta, mucho turista y mucho alcohol.
La noche se complica un poco y cuando me quiero dar cuenta son las 4 de la mañana, a las 7 sale el vuelo, por lo que tengo que estar a las 5 allí y tengo el hotel en la otra punta de la ciudad así que cojo otra moto-taxi hasta el hostel donde me encuentro a una mujer de 50 años en mi cama y yo quiero pensar que no he bebido tanto.

Bajo a recepción y me encuentro una nota diciendo que me han cambiado de habitación así que vuelvo a subir a otra habitación donde sí que están mis cosas, las cuales recojo rápidamente y me voy zumbando a pedir otro taxi, porque el que estaba en la puerta esperando se ha pirao. Al final, justo, pero llego a tiempo e incluso me sobra algo de tiempo para cenar-desayunar una hamburguesa.

3 horas después aterrizo en Vietnam, consigo una SIM con datos y empiezo a dar vueltas buscando la zona de carga, donde se supone que llegaba la moto. Tras 2 horas deambulando por el aeropuerto, sin que nadie sepa nada y preguntando a Ganesh (el de la empresa de envíos de Nepal), pongo rumbo a la zona de carga del aeropuerto, que está a unos 20 minutos andando por la autovía y no entiendo por qué, me bajan de 3 taxis diciendo que no me llevan ahí.

Tras un rato caminando por la autovía, me recoge un hombre y me lleva en su Scooter hasta las oficinas de la empresa NCTS, que es la que ha gestionado la recepción y almacenaje de la bestia.

Según Ganesh, sólo tengo que entregar los papeles que él me dio con la factura, número de vuelo, etc. y ellos me entregarían La Honda sin problemas, así que, una vez que me aseguro que estoy en el lugar correcto, procedo a ello. Lo primero que hacen es cobrarme 100 dólares por el amacenaje, les digo que es la 1 de la tarde y la moto ha aterrizado en Hanoi a las 9, como mucho lleva en su almacén 2 horas y me dicen que es el precio que hay que pagar por día y que da igual que pase sólo 5 minutos, ya cuenta como un día. Tras ir a un cajero y volver, la mujer termina de hacer papeles y me lleva a otro edificio, que es el almacén donde se supone que está la moto.

Cuando llegamos ahí a recoger la moto, me dicen que al tratarse de un vehículo, sin el sello de la oficina de aduanas no me la pueden dar y la mujer me indica donde está el edificio de aduanas, a unos 10 minutos andando. Voy para allá y está todo desierto, en la garita de seguridad me encuentro un hombre que no habla ni papa de inglés, sólo me hace señas de que no puedo pasar, después de mucho insistirle (en inglés) y el contestarme (en vietnamita) le indico que voy a entrar igualmente. Al final me deja pasar y llego a un edificio que está desierto, no hay absolutamente nadie. Vuelvo a la garita y el tipo me ha escrito la nota de la foto, intento traducirla con la cámara del traductor de Google pero no detecta ni hostias, así que me vuelvo a la oficina de NCTS y me dicen que pone que es domingo y los funcionarios no trabajan, o algo así. Después de un par de horas insistiendo me dicen que sin el sello de aduanas no me pueden dar la moto, que tengo que volver mañana. Quiere ser la pantera, en mi selva ser la autoridad, quiere imponer a golpe de cadera, ¡Su dictadura animal!

Salgo a la carretera y me tumbo en la acera, son las 5 de la tarde del domingo y llevo sin parar desde el sábado por la mañana, para colmo no he conseguido la moto y se me han torcido todos los planes. Me siento tan enfadado como desanimado, consume mi paciencia, desprende indiferencia, pero yo no la guardo rencor, me da mucha pereza cualquier cosa y no sé muy bien qué hacer. Al final me decanto por coger un taxi para ir a la ciudad a buscar un sitio donde pasar la noche, todavía queda tarde así que puedo darme una ducha e ir a conocer Hanoi y, sobretodo, comer algo.

La ciudad me sorprende nada más llegar, hay muchísima gente por todos sitios, muchos bares con terrazas y están todas llenas, también hay muchos hostels así que no tardo casi nada en encontrar uno con bar, lo necesito. Tras una ducha reconfortante me enfundo mis calcetines de patear y me bajo al bar a tomar una merecida cerveza.

Tras recuperar un poco la calma y poner al mundo al día de nuestra situación, salgo a ver un poco la ciudad y buscar un sitio donde pegarme una tupitanga de comida vietnamita, que tengo entendida que es buena y muy barata.

Nada más llegar al restaurante recomendado por los del hostel, conozco a 2 chicas francesas y cuando estoy terminando conozco al croata y brasileño, que me invitan a ir con ellos a tomar una cerveza, a lo que accedo gustosaente.

Uno de ellos conoce un sitio donde van todos los turistas a beber cervezas, es muy cutre pero… ¡Pero son unas terrazas con cervezas a 19 céntimos!! Al rato también se unió un mexicano y cada vez más gente. Las sillas y las mesas (son muy pequeñas, tamaño de niños) se iban mezclando de unos grupos a otros, creando grupos más grandes, nunca había visto tanta mezcla cultural tan fluida, hasta las 12 de la noche, eso sí. A las 12 en punto, aaparece la policía y, la dueña del bar, literalmente, nos echa en un segundo de ahí. Todo el mundo se dispersó y yo decidí irme a dormir para poder estar temprano al día siguiente en la oficina de aduanas. Por eso y porque llevaba dos días muy moviditos y sin dormir.
Segundo día en Hanoi:

Recogemos todas nuestras cosas y nos bajamos a desayunar lo más fuerte posible al hostel; la idea es recuperar la moto, volver a montar todo lo que desmontamos hasta dejarla totalmente operativa y salir zumbando hacia el sur, es lunes y nos quedan 7 días antes de volver al trabajo, llegar a Malasia en una semana va a ser, cuanto menos, divertido.

Pido un taxi para ir a las oficinas de aduanas, que están junto al aeropuerto, a unos 40 kilómetros del centro de la ciudad. Yo he hecho el check-out en el hostel y voy con todas mis cosas a cuestas, decidido a recuperar la moto, pero no sé por qué me da que ésto va a ser más complicado de lo que me decía Ganesh. Voy con cierto miedo a que perder otro día con un No detrás de otro.

La primera en la frente y el peor de mis presagios se ve ejecutado; hoy sí hay gente trabajando en aduanas pero, tras un largo rato haciendo cola, me atiende un hombre que no habla inglés, así que me toca hacer cola en otra ventanilla hasta que me atiende una mujer que me dice que no me puede sellar los papeles, que en Vietnam no se pueden importar vehículos de segunda mano así como así, que hace falta una licencia… Imponiendo a golpe de cadera, ¡Su dictadura animal!

Pregunto que dónde se consigue esa licencia y me mandan al ministerio de transportes y turismo, me dan la dirección y voy pallí, sin saber si es un trámite sencillo como conseguir la licencia de pescar en España o algo muy complejo y fuera de mi alcance. Ya en el taxi voy agobiado y enfadado, hasta que llego al ministerio y me intento tranquilizar, pero las noticias que me dan no son tranquilizadoras. La mujer que me atiende me dice que esa licencia se otorga a la gente que va a montar un negocio, yo la dejo claro que es una importación temporal con fines turísticos, la enseño el carnet de passages (este documento sirve de garantía para la importación temporal de vehículos) y, de paso, me invento que unos amigos ya han importado su moto a Vietnam en otras ocasiones, que tiene que haber algún modo.

Esto es del todo mentira, pero consigo que la mujer empiece a llamar a gente y a revisar la normativa, hasta que encuentra un método para la importación temporal de vehículos, pero que requiere igualmente de licencia, más sencillo y con menos requisitos, pero estamos en las mismas. Me informan que la licencia es muy cara, que puede llegar a costarme hasta 27.000 dólares y que me llevará varios meses, también necesito plantearle el proyecto al ministro de turismo, les pregunto que si está en el edificio para hablar con él y se niegan rotundamente, me dicen que tengo que pedir una cita y esperar como poco una semana.

Tras un largo rato dando la lata también me invitan a marcharme, acompañado por un policía o militar, no tengo claro qué es. Vuelvo a contactar con Ganesh echándole en cara que me había dicho que era sencillo y no iba a tener problemas, él dice que nunca le ha pasado nada similar, que no puede ser. Me siento a pensar qué más puedo hacer y se me ocurre ir a las oficinas de Thai airlines (la empresa de aviación tailandesa que transportó la moto), así que cojo otra moto-taxi para ir a las oficinas. Me cuesta varias horas porque, tanto la dirección que me dió Ganesh, como la que aparece en internés, no coincide con la realidad. Resulta que se han mudado hace poco y la información está obsoleta. Tras otro taxi llego a las nuevas oficinas; esto no tiene nada que ver con el resto de Vietnam que he visto, todo es tan de lujo que tienen un concesionario de Rolls-Royce en la entrada del edificio.

Tras un rato en las lujosas oficinas de Thai airlines, ellos me dicen que no pueden hacer nada, sólo se encargan de transportar la moto y de la escala en Bangkok, se han asegurado de que todo está correcto y que la moto la ha recepcionado NTCS, así que no pueden hacer más. Vuelvo a la calle, estoy tan acelerado como desesperado, ya no sé a quién acudir, qué hacer o qué camino tomar para seguir peleando. Hablo con Ganesh y me dice que lleva más de 20 años enviando motos al extranjero y que nunca había pasado nada similar, que no puede ser. Le insisto en que llame por teléfono a toda la gente que pueda para encontrar una solución mientras yo vuelvo al aeropuerto a seguir intentando lo que sea.

Casi una hora después estamos en las oficinas de aduanas donde nos inventamos que nos han dicho en el ministerio que con el carnet de passage y para fines turísticos, no hace falta licencia, pero no cuela, sigo insistiendo varias veces hasta que aparece aquí también el segurata y nos invitan a irnos. Nos vamos a las oficinas de NCTS donde nos dicen que no nos pueden ayudar, que ellos no pueden hacer nada, pero que cada día hay que pagar 100 dólares y yo les pido que me ayuden, pero que si no consigo la moto no pienso pagar los 100 dólares cada día, el día que la recupere, si la recupero, pagaré el total.

Otra vez nos dan las 5 de la tarde y otra vez, tras otro largo día, cogemos otro taxi para regresar enfadados y desesperados a la ciudad, donde volver a buscar otro lugar donde pasar la noche. Al menos ésta vez conozco la ciudad e intento ir a un hostel que había justo donde las cervezas a 20 céntimos, que era un hostel-party y yo necesito emborracharme. La noche anterior me estaba cortando porque tenía muchas cosas que hacer, pero hoy pienso salir, porque tiene pinta de que no voy a recuperar la moto, así que, como cuando cierran todas las oficinas ya no puedo hacer nada, me siento como si hubiese salido de trabajar. Consigo una cama en el hostel-party y, nada más llegar, hay una hora de barra libre de cerveza y un montón de gente de distintas nacionalidades sentadas en mesas tipo merenderos, por lo que no me cuesta más de 3 minutos conocer un grupo de gente de lo más variopinto: Canadienses, alemanes, holandeses y un servidor.

Cuando se acaba la barra libre, salimos a las terrazas de las cervezas baratas y el grupo se va ampliando hasta juntarnos 9 nacionalidades distintas con la diferencia de que hoy a las 12, cuando llega la policía, los más antiguos del lugar nos llevan a los garitos que están abiertos, a puerta cerrada. Estamos hasta las 3 de la mañana que voy a comerme un sándwich vietnamita, la calle está llena de puestos de este tipo y yo no he cenado, ni comido, por lo que engullo dos distintos de vuelta al hostel, mañana será otro día, al menos la noche ha merecido la pena…

Tercer día en Hanoi:

Aunque la noche se complicó un poco pero a las 9 ya estamos en pie, será su dictadura animal, que me mantiene encendido! Como lo de recuperar a La Honda parece misión imposible, bajo a la recepción del hostel para ampliar la reserva una noche más y así evitarme tener que volver a recoger todo, ni estar todo el día cargando con la mochila llena. Me dicen que está todo lleno pero que me dejan guardar la mochila en una sala. También me dicen que el desayuno está incluido, una sopa de Noodles, lo que vienen siendo los fideos tailandeses. Noche y desayuno por 7 euros, con una hora de barra libre por la tarde, no está nada mal, ¿No?

Hoy, aparte de que vamos sin ganas, ni esperanza, también vamos sin prisas. Estos dos días me he gastado unos 150 € en taxis y eso que es un país muy barato pero cada viaje al aeropuerto son 15-20 €, más todos los que he cogido de una oficina a otra, así que hoy ya voy en el autocar, que aunque tarda más y te suelta en medio de la autovía sin pasos de cebra, vale menos de 2€ los 35 kilómetros de trayecto.

Hoy he venido a las oficinas de NTCS todo lo relajados y majos que puedo, me ha costado mucho pero he dado por perdida la moto y me lo estoy tomando como que ya está perdida y que sólo puedo ir a mejor. Siendo todo lo amable y agradecido que puedo estoy intentando lo mismo del resto de días, ya que ninguna persona, de ninguna empresa, de los 3 países que han intervenido (Nepal-Tailandia-Vietnam), sabe nada, ni puede hacer nada. Hoy, de casualidad he conocido a Vu, un chaval de mi edad que tiene una hermana viviendo en Barcelona, hablando del tema le he contado mi película y se ha puesto a ayudarme.

Vu ha entrado conmigo a las oficinas de NTCS y me ha dicho que cuánto estaría dispuesto a pagar por recuperar mi moto, ha llamado a un tipo de otra empresa que trabaja diariamente con aduanas para ir a ofrecer un buen soborno al oficial de aduanas, cuando le hemos contado todo el caso y el estado en el que estamos ha puesto cara de: «Lo tienes jodido amigo». Entre la chica de NTCS, Vu y éste otro, nos tiramos un rato en el despacho elaborando la estrategia; la primera opción es enviar la moto en camión a la frontera con Laos, a menos de 300 kilómetros, de esta forma yo no conduciría la moto, siendo la forma más rápida y sencilla. La segunda opción sería enviar la moto otra vez en avión a Laos o Camboya y la tercera, mandar la moto de vuelta a Nepal, pasando primero por Tailandia y volviendo a pagar el dineral que me costó traerla. Después de un rato debatiendo me dicen que si yo quiero conducir mi moto por Vietnam y que si estaría dispuesto a pagar 1000 euros, me quedo un poco a cuadros pero les digo que sí, es mucho más rápido y barato que el resto de opciones, pero en mi cabeza ya ni cabía esa opción. Me dicen que de cara al soborno y hacer la vista gorda la mejor opción es que nos sellen los papeles y el contenedor con mis cosas desaparezca rápidamente del almacén. Les digo que sí, que lo que haga falta, pero que sólo daré el dinero cuando tenga la moto en mi poder, así dejamos cerrado el trato.

El soborno ha fallado. El tipo ha vuelto con mala cara y nos ha dicho que se lo han rechazado, nos cuenta que él da sobornos a diario para agilizar sus trámites pero que no suelen pasar de 100€ y que nunca se lo habían rechazado. Vu me dice que son las 12 y que las oficinas cierran para comer, que aproveche yo también para salir a comer algo y vuelva a las 2. Salgo de la oficina en la que estoy metido y me quedo alucinado, son las 12:02 y todo se ha parado en seco, hay camas y cocinas por todos sitios. Mucha gente tiene una cama o tumbona que no sé de dónde ha sacado, otros juntan 3 sillas de oficina para tumbarse a dormir, todos con manta y antifaz, menos los que tienen pequeñas cocinas de gas y están cocinando, alucinante, sólo han pasado 2 minutos y, de repente, esto se ha convertido en un pabellón de supervivencia.

Quiero invitar a Vu a comer para agradecerle su ayuda, pero se trae su comida de casa, sin embargo me acompaña al restaurante donde van los obreros de la zona, al fin y al cabo es como un polígono. El sitio es auténtico y muy barato, ese plato de arroz con verduras, huevos rebozaos y carne, por 1’20€, alucinante.
Cuando termino de comer voy a un bar que hay cerca que tiene sofás donde descansar y poder seguir currando desde el móvil, las mini sillas de plástico no son muy cómodas.

Aprovecho para hablar con Ganesh (Nepal) y con Mrs Inny (Thai airlines), incluso hago un grupo de whatsapp que se llama Vietnam Problems en el que voy metiendo todos los contactos que voy consiguiendo pero todos echan el balón de un tejado a otro, hasta que les digo que me da igual de quién sea la culpa y que yo asumiré todos los gastos, pero que lo solucionen sea como sea. A las 14:00 exactas entro en la oficina, quería ver cómo desmontaban el campamento en tiempo récord, pero para las 14:00 ya están todos sentados en sus mesas, tecleando como locos o hablando por teléfono y con todo recogido, alucinante. Vu me dice que por la tarde hay menos gente y que van a volver a intentar el soborno con otra persona con la que tienen más trato, que si esta persona lo rechaza, al menos dará una explicación.

Al rato el tipo ha vuelto con mala cara otra vez. Vu me va traduciendo que han vuelto a rechazar el soborno y que mi situación se está tratando como un caso de contrabando, por eso todos se niegan a pringarse, que la importación de vehículos de segunda mano es ilegal en Vietnam y que la moto al estar aquí, ya se ha importado y que al ser ilegal se trata de contrabando. También me dice que no me van a dejar enviarla fuera, porque también es ilegal la exportación, pero que como la moto ya ha sido importada, no se puede tratar como que hace escala, si no como una exportación. Entre eso, que otra vez me cierran porque han dado las 17:00 y que Vu me recomienda que no aparezca más por ahí porque me puedo buscar un lío, así que decido coger un autobús y volverme a la ciudad.

Una hora después vuelvo a estar en Hanoi, a buscar el tercer hostel en 3 días, me voy a conocer todos los de la ciudad. Vengo con una sensación de liberación que no me gusta un pelo, creo que acabo de asumir que he perdido a La Honda, para siempre, que he agotado todas las vías. A todos les pregunto que si mi moto va a estar 100 años en esos almacenes y todos me dicen que no creen, pero que no saben qué, ni cuando, va a pasar. Ya cuando me han dicho que se trata de un caso de contrabando y que no aparezca más en persona, dándome a entender que me podrían detener o acusar de algo y buscarme un problema mucho más serio, ahí me han desarmado.

Vamos al hostel a recoger la mochila y ver si ha quedado alguna habitación libre pero como no hay, tenemos que mudarnos, otra vez. Encontramos un hostel por 4€ la noche, con desayuno incluido. No sólo eso, si no que a las 6 pinchan un barril de cerveza y hay barra libre hasta que se acabe, eso acompañado de unas barajas de cartas, juegos para beber y mi necesidad de desahogarme, me da que voy a ser como los Platero y voy a acabar borracho.

Tras una divertida y larga noche, volvemos al hostel a altas horas de la madrugada, ya que no debemos pisar ninguna oficina ni seguir insistiendo presencialmente, al menos disfruto (y me bebo) la ciudad.
Cuarto día en Hanoi:

Como llevo varios días aquí, deseando conocer la ciudad pero sin poder, hoy seguiré trabajando desde el móvil, aunque no hay novedades en ninguno de los frentes, por ningún país, todo sigue parado.

Al menos he encontrado un free-tour en español por la ciudad, 5 minutos antes de que empiece, así que marcho corriendo y consigo pillarlo.

Me encanta esta ciudad, qué rabia que la tenga tanto odio debido a la burocracia, corrupción y otra república socialista, que tiene de todo, menos socialismo.

El café de civeta (parecido a un mapache o a una gineta) es el más caro del mundo pero lo más curioso no es eso, si no que el grano de café lo ingiere el bicho y fermenta en su estómago, sin poder digerirlo y una vez que lo ha cagao, ya es cuando te lo tomas.

Casi todas las calles son un mercado de algo, suelen estar agrupadas por alimentos o tipos de alimentos, todo está en la calle y en grandes cantidades, como por ejemplo, la canela en rama.

También hay todo tipo de animales disponibles para comer y es que aquí se comen de todo.

Aunque lo que más nos sorprende a los occidentales es el perro, supongo que por la relación que tenemos con ellos. Cuando estábamos haciendonos una foto de grupo, de repente pasó una moto-taxi con un sueco de casi 2 metros atrás diciendo: ¡Seryo! ¡Seryo! ¡Era mi colega John! Jaja, un tío con el que salí 2 noches antes y con el que me encontré anoche también. El resto del grupo se queda flipao y me preguntan que cuánto llevo yo aquí y les digo que es mi 4º día, pero que he salido todos los días y es lo que tiene JAJAJA.

En su defensa he de decir, que se come muchísimo menos perro del que pensamos. Creo que es muy típico hacer bromas acerca de todo el perro que comen por asia y en realidad comen muy poco, éste es el único sitio donde encontré que tenían perro y no les gustó que hiciera fotos, me echaron JAJA.

Al finalizar el tour nos fuimos casi todos los participantes a comer juntos, la verdad es que se agradece pasar un día con hispano-hablantes y hablar tranquilamente, sin tener que pensar. Para los que no hablamos inglés es cansado tener que estar todo el rato concentrado.

La verdad es que el día ha estado genial, aparte de juntarnos argentinos, chilenas, mexicanos, asturianos, cordobeses y gallegos, conocí a un matrimonio que estaba de luna de miel, ¡De Vitoria! El marido es el dueño de uno de los grandes restaurantes de Vitoria y, además, tenemos un amigo en común y él. Las vueltas que da la vida, ¡O la vida que dan las vueltas!

Una vez finalizado el tour, algunos siguieron haciendo algunas de las actividades recomendadas juntos, pero yo tenía que ir a comprar gallumbos y calcetines, porque aunque me he duchado, estoy con la ropa del día anterior y alternando con 3 camisetas una semana.
Estamos a miércoles y yo envié mis cosas junto con la moto el jueves pasado, suponiendo que el domingo las recibiría, por lo que eché el equipaje básico para pasar el fin de semana en una mochila pequeña, de instituto, pero ya llevamos 7 días así que me he tenido que comprar ropa interior y una camiseta, de momento, como mucho puedo estar aquí 2 o 3 días más, porque el lunes tengo que volver al curro.

Una vez aseado y con ropa limpia, salimos a dar un paseo tranquilamente, a disfrutar de la ciudad antes de que empiece de nuevo la happy-hour del hostel.

Otra noche barata, de locura y buen rollismo por Hanoi, no tengo claro si va a ser la última porque lo que he hecho hoy desde el móvil lo puedo hacer desde cualquier sitio y ya se acerca el fin de las vacaciones, pero por otro lado parece que si me voy termino de tirar la toalla y abandonar a mi bestia, no se lo merece.

Como dirían mis Platero: ¡Qué larga es la noche, si esperas el día!
Quinto día en Hanoi:
Son las 10 de la mañana y estamos en la cama, no hay novedades en ningún frente, todo está muy parado, de hecho, sólo me contestan si yo escribo para preguntar, de lo contrario, no tengo mensajes, ni emails, de nadie.
Es jueves y gasto prácticamente 2 días en regresar a España, por un lado me planteo aprovechar mi estancia aquí, incluso he mirado para hacer lo que hace todo el mundo: alquilar o comprar (y luego vender) una moto y hacerme alguna ruta. Es increíble el flujo de compra-venta que hay; barrios enteros con cientos de motos que duran a la venta una o dos horas. Se paga en mano y la única documentación es un papel azul que te dan en mano y no va a nombre de nadie, miles de turistas alquilan la moto en Hanoi y la venden en alguna ciudad al sur del país, tras haberlo recorrido o haber hecho alguna ruta por el norte del país y volver aquí. Pero, aparte de que el coste del viaje se me ha disparado, la ruta más corta se lleva como 5 días, así que descarto la opción de apurar todo el finde aquí.

Como se me ha pasado la hora del desayuno, aguanto un poco para ir a comer a otro restaurante de los recomendados por el guía español y así termino de decidir qué hacer con mi vida. Empiezo a buscar vuelos, todos rondan los 550€, apenas hay diferencias de tiempo ni dinero, de un día a otro y encuentro uno que sale a las 6 de la tarde pero llegaría a España el viernes, pudiendo pasar el fin de semana en mi pueblo, que tenemos carrera de enduro y me presté a colaborar y ser parte de la organización, si el viaje salía muy bien. Si no salía tan bien, tenía de margen estos 3 días del finde para buscar una alternativa o terminar el viaje con retraso, el viaje, que no yo, que también.

Lo que yo no me esperaba es que saliese tan mal que fuera a sobrar tiempo, los vuelos que he cogido son nocturnos y llegaría a España el viernes al mediodía. Otra vez con la mochila a cuestas, aviso a todos mis trabajadores de mi regreso a España, que seguiremos en contacto a ver si se puede hacer algo, ya que ahora mismo lo único que se está intentando es la devolución de la moto a Tailandia y luego a Nepal.

Hemos perdido. Aunque realmente debería decir, he perdido, pues La Honda se ha comportado como la auténtica bestia que es. Creo que pocas veces una deportiva puede haber demostrado semejantes cualidades OffRoad, siendo capaz de rodar por los duros Himalayas hasta llegar a los pies del Everest, o aguantar decenas de calentones en atascos de las locas ciudades de India y Nepal, porque de sus cualidades asfálticas y la capacidad para deborar miles de kilómetros durante ingentes cantidades de horas, no hace falta hablar.
De verás que cuando conseguí completar la etapa 23 (No hay Tregua) y sobretodo la etapa 24 (Rock’N’Roll actitud), me llegué a creer que había vencido a Asia. ¿Qué puede ser peor que pasar varios días recluso por el ejército Pakistaní en un hotel y sin pasaporte? ¿Y que después de eso consiguiéramos conducir sin descanso durante 43 horas para vencer al crono?
Yo venía con la esperanza de que por el sudeste asiático todo sería más fácil, ya que gracias a la Rock and Roll actitud, habíamos conseguido cruzar el puchero del planeta, asia central. Pero no, ésta vez nos han dado una paliza que nos han dejado K.O. y volvemos a España arruinados, con el rabo entre las piernas y, lo pero de todo, sin esperanza ni ilusión.

Tras un vuelo nocturno de 9 horas, aterrizamos en Qatar para hacer escala. De camino al aeropuerto he grabado un vídeo haciendo público mi problema, un poco avergonzado (me siento inútil y estúpido por haber perdido a La Honda), pero cundo me he subido al avión he terminado de asumir mi derrota, por lo que toca replantearse éste viaje, ésta aventura, ésta expericencia vital, porque os puedo asegurar que me está cambiando la vida, yo estoy convencido que para mejor. Aunque por otro lado las opiniones son como los culos, que todos tenemos uno, y hay que respetarlo.

Lo primero que hago al conseguir WiFi en el aeropuerto de Doha es avisar a la famlia de que estoy bien, lo segundo es escribir a Paulino, dueño de Pau’s motor, un taller de motos de mi pueblo.
No sé si recordáis esta foto que publiqué hace poco, juntando mi poderosa Husaberg FE501 con una Honda CBR 600 f. Pau la tenía en venta hace poco, prácticamente idéntica a la mía, así que le escribo para decirle que si aún la tiene, no la venda, pues me la pienso quedar y volver a empezar la vuelta al mundo. Mi segunda vuelta al mundo en moto, ya que la primera ha fracasado, oficialmente.

Estoy en Doha, capital de Qatar, aturdido y confuso, cosas de viajar sin dormir, pues aquí son las 12 de la noche, en mi cuerpo las 4 de la mañana y en España, la gente con la que hablo, las 10 de la noche. No sé muy bien cómo me siento, pero es un vuelo nocturno así que nos dan la cena y todo el kit para dormir: antifaz, tapones, manta y hasta cubrecalcetines para descalzarnos. Pero yo no puedo dormir, no deja de rondarme por la cabeza cómo empezar la segunda vuelta al mundo en moto; ¿Empiezo en sentido contrario? ¿Repito el mismo sentido pero por Rusia y norte de Asia? Finalmente me quedo claro a mí mismo que voy a volver a repetir el viaje, volveré a cruzar los mismos países con los problemas que eso conlleva, pero pienso ir a un ritmo que dé miedo, ésto se ha convertido en una declaración de intenciones.

Al final me quedé dormido prácticamente hasta que empezamos a aterrizar en Madrid, al fin estoy en España y aunque me han dado el desayuno en el avión, estoy ansioso por la comida española y no encuentro nada mejor que un bocata de Jamón ibérico.
Ahora empieza la verdadera aventura: Conseguir llegar en tren a Extremadura.
Es tan gracioso como triste, debido a la vergonzosa gestión de nuestros gobernantes el transporte ferroviario en Extremadura es igual de lento que hace 30 años, pero mucho menos fiable.

32 horas, 3 países, 1 autobús, 2 aviones, 1 cercanías, 1 metro y un viaje en tren después, estamos en mi querida Navalmoral, dispuestos a pasar un fin de semana de familia, motos y amigos, pues tenemos todo el finde por delante y la Copa TodoTerreno 4 estaciones.
Al finalizar el finde buscaremos la forma de regresar a Vitoria para volver al trabajo y a la normalidad, a ver cómo evolucionan los acontecimientos.
Pues nada amigos, aquí termina la fallida segunda etapa, espero haberos sido de entretenimiento y siento que ésta última entrega se haya alargado tanto, gracias por los ánimos y rodar conmigo.
Os dejo 2 vídeos: el vídeo de la etapa y el vídeo que subí en su día para contaros lo que me había pasado, que igual es más coñazo, pero para el que no lo haya visto o le apetezca repetirlo.
🔜Etapa siguiente: 🇪🇸 🇫🇮 Etapa 3×01 🇹🇭 🇱🇦 – ✊🏼 Sirena Varada 🤘🏼
Deja una respuesta