🔙Etapa anterior: 🇳🇵Etapa 2×05🇳🇵 – ✊🏼Al Cantar🤘🏼
Amanecemos en Ghurmi, una vez más nos ha costado muchísimo salir de la cama por el frío, dudo que hayamos llegado a los 0°C, eso sí, una vez sale el sol se está bastante bien.
Es un pueblo muy tranquilo donde reina la calma, nada que ver con lo que sucede puertas a dentro de mi lujosa suite.

Hoy rodaremos a ritmo de los Trogloditas, la mítica banda que acompañó a Loquillo (y los Trogloditas) hasta que sus caminos se separaron pero como dicen por ahí Trogloditas es el rock y el rock son los putos Trogloditas. No sé si a vosotros también os pasa, pero a mi con la música me pasa como con los olores; que cuando escucho alguna canción o me llega un olor específico, me hace revivir un momento, que van ligados totalmente a un recuerdo. Me pasa por ejemplo con el álbum viento del este, de Loquillo, que lo sacó justo cuando yo me fui a vivir a Vitoria y lo escuché muchas veces, en un momento de cambio muy importante en mi vida. Ahora siempre que escucho alguna canción de ese disco, me recuerda a cuando llegué a Vitoria, buenos momentos. Pues éste viaje va de Trogloditas, cuanto más lo escucho, más me gusta el nuevo CD y debe haber pocas canciones que resuman una Etapa tan bien como la letra de ésta; Una especie diferente. Os recomiendo encarecidamente escucharla, es puro ✊🏼Gas & Roll🤘🏼.

He recibido malas noticias, otra vez, para variar. La opción que había conseguido de entrar el día 6 a Myanmar se ha esfumado.

Cuando ya estaba todo solucionado, recibo mensajes diciéndome que al final tampoco puedo entrar en Birmania el día 6, que el ministro de Hoteles y Turismos dice que mi permiso tardará 2 semanas laborales…
Aquí os dejo el mail para que lo leáis detenidamente, lo deja bien claro.

Con el nuevo imprevisto, nos dicen que lo más temprano que podemos entrar en Birmania será el 13 de febrero, con suette el 12 o incluso el 11. Pero encima, las otras 2 personas que había conseguido para compartir los gastos no pueden esperar tanto y ya no me acompañarán, por lo que el viaje se nos atrasa 2 semanas y sube el coste a 1500 dólares.

Pero bueno, estamos en Ghurmi, justo al lado de la bifurcación que separa el camino al este de India (dirección Myanmar) del camino que lleva hasta Dudhakunda, el campamento base del Everest así que creo que el destino quiere que probemos los límites de este peculiar binomio.

En vista de que vamos a tener tiempo más que de sobra, nos vamos a ir a por el reto de los retos; llegar al campamento base del Everest en moto. Preparamos todo para marchar, aunque primero hay que limpiar la maleta que siguen apareciendo cristales de la GoPro 😂.
Los primeros kilómetros en la «carretera principal» de los Himalayas estaban plagados de amotos. En realidad es normal, prácticamente todos los pueblos están conectados por una única vía y aquí muy poca gente puede permitirse un coche, mucho menos un 4×4.

En cuanto tomamos el desvío hacia La Gran Montaña la cosa cambia totalmente; el tráfico casi desaparece (ya sólo se ven coches TodoTerreno y autobuses muy peculiares, preparados para éste terreno), comienzan a verse muchos puentes colgantes y el terreno se vuelve más hostil a medida que avanzas, lentamente, eso sí.

Aquí tienen 3 estaciones; la cálida, la fría y el monzón (las lluvias). En un par de meses empezarán las lluvias sin descanso típicas de esta zona donde todo se inunda y se desborda, pero ahora es la época en la que más seco está todo, pues hace muchos meses que no llueve.

El paisaje va cambiando continuamente, pero se repite siempre el mismo patrón; montaña totalmente verde, valle con mucha vegetación, montaña rocosa y seca. Todos preciosos.

La conducción es muy exigente, los días anteriores ya lo habían sido, pero ahora va subiendo de nivel.

Donde antes hacíamos un par de vadeos al día, se van convirtiendo en un par de ellos a la hora, por no hablar de las subidas y bajadas, dignas de una ruta de enduro.

A medida que se endurece el terreno todo se vuelve más auténtico y es totalmente lógico. Con semejante dificultad es normal que la gente que vive aquí esté bastante aislada del mundo y creo que eso puede ser tan malo, como bueno.

La gente vive apenas sin tecnología, pero con lo necesario para vivir, en sociedad, en su sociedad, donde se juntan para sobrevivir, aportando cada uno lo que tiene.

La gente de Nepal es hospitalaria, amable y agradecida, pero cuanto menor es la población, más se acentúa todo esto.

Básicamente, que, como dirían mis queridos Burning, empieza el encanto del Gas’N’Roll.

Los mayores quieren subir al menor en el amoto, aunque el chiquitín no parece tener tantas ganas.

Tras un rato con estos chavales, (no sé cómo, pero sin haber ido a la escuela chapurrean inglés y mucha gente como yo, sin saber hablarlo en condiciones) seguimos nuestro arduo camino.

Cuesta mucho avanzar; a cada poco la ruta se complica más, pero no os estoy contando nada nuevo, estad atentos al video de abajo, creo que os va a flipar, a mí me flipa JAJAJA.

Hasta ahora había pocos turismos, pero ya han desaparecido, sólo se ven coches todoterreno.

También se ven algunos camiones y autobuses, que nada tienen que ver con los que podemos cruzarnos por Europa, son más cortos y altos, cutres y funcionales, viejos y robustos. En definitiva, están adaptados al medio.

También nos cruzamos con muchos niños corriendo por ahí, deduzco que no van a la escuela.

Los nepalíes, no tanto como los indios, pero son bastante guarros. Hay zonas de plena naturaleza en la que te encuentras auténticos vertederos.

También te encuentras muchos vehículos abandonados en la carretera, está claro que todas las máquinas no pueden soportar carreteras tan extremas.



Seguimos subiendo y bajando, todo el día, pero cada vez la parte baja, está más alta, al contrario que las temperaturas.

Nos sumergimos en las nubes, que absorben la luz y granitos de más que nos aporta el sol, lo que nos deja rozando los 0°C; ni frío, ni calor.

La carretera, cuando la hay, es muy peligrosa; lo más parecido que hay a un quitamiedos son esos postes de cemento y, de ahí para abajo, muchos metros de altura.

Lo bueno es que con las nubes no se ve la peaso caída que hay, lo cual te hace que sea más fácil no ir mirando de reojo hacia abajo.

A ratos volvemos a bajar un poco y recuperar temperatura, pero está anocheciendo y cada vez hace más calor.

La luz también escasea cada vez más.
Hay zonas que están nevadas, otras heladas, pero cada vez se hace más de noche y las helás aumentan.

La noche cae muy rápido, en 15 minutos hay zonas que se han oscurecido por completo.
No sé si los obstáculos cada vez son más jodidos o es que la nocturnidad y alevosía temperatura lo complican más, supongo que un poco de cada.

Conforme nos sumergimos más en la alta montaña, más OffRoad y extremo se vuelve el camino, pero se supone que queda poco, en kilómetros, no en tiempo, que suelen ser unos 20 kilómetros recorridos en cada hora. Hay quien no me conoce… ¡Y me juzgará! Gano en el cuerpo a cuerpo, ando una senda poco transitada; hostil y con dificultad.

Caída la noche el frío se hace muy difícil de soportar, pese a los guantes de neopreno, ¡Cómo echo de menos mis averiados puños calefactables! Ya apenas me cruzo con nada, ni nadie, salvo unos tipos con un 4×4 que se han quedado tirados y me paro a ofrecerles mi ayuda.

Según ellos es un problema de batería, pero les pongo mi arrancador y el motor de arranque es el que no hace nada. Como no les puedo ayudar más, les tengo que dejar, ellos están varios y tienen 2 coches, pero yo voy sólo y en moto, como no consiga llegar a Dudhakunda la noche se va a convertir en un reto de supervivencia, nada agradable.

Seguimos avanzando, diría que sin parar, pero nos quedamos sin gasolina y es normal, llevamos 2 días con el mismo depósito y la única gasolinera que he visto estaba cerrada, con los 5 litros de la garrafa tengo para llegar al campamento, pero como allí no consiga más, tendremos un problema. Tus golpes no me tumban, ni me pueden doblegar, hay quien muerde más de lo que puede tragar. Sé que escuchas lo que digo, así que… ¡Calla y baila!

Seguimos avanzando pero el final parece no llegar nunca, para hacer menos 10 kilómetros se nos va casi una hora, ¡No puede ser! Estos últimos kilómetros se me están haciendo imposibles; hay que ir vadeando pasos de agua continuamente, las subidas se han convertido en trialeras y en las bajadas las paso canutas. Hace rato que no piso un tramo de carretera y, físicamente, estoy agotado.

No sé si pensaréis que soy un exagerado, pero no voy con una ligera y potente moto de enduro, sino con una deportiva cargada hasta arriba donde cada pequeño obstáculo complica mucho la conducción. Consigo pasarlos a base de buscar la parte más favorable del camino, no cortar nunca el gas, ejercer mucha fuerza sobre la dirección de la moto y equilibrio, para intentar llevarla donde yo quiero, aunque obviamente no lo consigo siempre, por lo que entre el desgaste físico y la tensión, estoy agotado.

Tras un vadeo empalmado con una larga subida que me agota por completo, decido pararme a ver que está pasando, pues el GPS hace 1 momento me decía que faltaban 100 metros y ahora dice que 10 kilómetros, pero estoy en medio de la nada, no se ve rastro alguno de civilización o personas.

Creo que el GPS me la ha jugado, decido quitar la navegación para ver en el mapa dónde estoy y dónde está el campamento base del Everest, pero veo que el camino se ha terminado 8 kilómetros atrás, ¡Estoy haciendo el camino que hacen a pie los senderistas para llegar! ¡Qué locura! Ahora entiendo la complejidad del camino, ya no aguanto más así que decido darme la vuelta a buscar un sitio donde pasar la noche. Deshago durante una hora los 8 kilómetros recorridos hasta encontrar una cabaña con luz, me paro y les pregunto que si pueden acogerme, la respuesta es un sí, ¡¡QUÉ ALEGRÍA!! aún hay alguien que me espera, se hace camino al caminar, soy una especie diferente, vivo en la carretera…

La cabaña es la casa de una familia de 4 personas, más la hermana del padre de familia, pero suelen acoger a los que necesitan cobijo, como yo, una especie de posada.

Estoy totalmente helado de frío y tienen lumbre, así que voy corriendo a quitarme la ropa mojada y ponerme al fuego a intentar recuperarme (tengo los pies mojados de meter la bota en los pasos de agua para no caerme).

También me ofrecen comida; una sopa ardiendo y arroz con carne de búfalo, la carne está un poco jebrúa, pero de sabor espectacular. La comida es picante, normalmente pido «no-spicy» pero no me hacen ni caso y me abraso la boca, aquí no me atrevo ni a preguntar, por respeto así que imaginaos como pica la comida, pero así también me caliento por dentro, la mujer se descojona de mí todo el rato JAJAJA.

No sólo tienen comida, también tienen cerveza ¡Una San Miguel! Por Dios qué maravilla de gente, casi igual que pasar la noche a la intemperie sin nada de comida y al borde de la muerte por hipotermia.

Como vi que la matriarca se estaba calentando los pies con agua caliente, les pedí que si me podían calentar un poco de agua a mí para darme una ducha caliente, ellos me dicen que hacía mucho frío y yo les digo que estoy mojado y helado, que necesito esa ducha caliente.

Ellos ponen cara de asombro y aceptan, poniendo el agua a hervir. Luego me enseñan la ducha, que está en el patio, a la intemperie, fuera de la cabaña, así que les digo que lo dejen, que ya me calentaré en el fuego JAJAJA. Ellos también se descojonan, sobretodo la matriarca, que habla inglés y se parte el culo por todo.

Y aquí hemos acabado hoy, en el cielo del mundo, acogidos por una familia que no conocemos de nada pero que no han dudado un instante en abrirme las puertas de su humilde morada, sin cobertura, sin tecnologías, sólo la naturaleza. Por mucho que me gustaría contar todo lo brutal que ha sido hoy, se está muy agusto sin poder utilizar el móvil… Algunos creen que estoy extinto, otros creen todo acabó ya. No hay fotos en prensa, soy un animal… ¡Que va de feria en feria! Sólo cuenta lo que dices, lo que haces, lo que estás dispuesto a dar. Nunca hago lo que debo, pero al final, las luces brillan y cantamos… Aún hay alguien que me espera, soy una especie Diferente, ¡Vivo en la carretera!

Después de cenar salgo a la calle, pregunté si podía meter la moto dentro pero me dijeron que no. Aunque en la cabaña hace un frío terrible, rondaremos los 0°C, me dicen que en la calle habrá -10°C y me duele en el alma, mi pobre Honda no deja de sufrir; cuando no la llevo durante semanas por las partes más calientes del planeta, la llevo por carreteras extremas hasta dejarla pasar la noche a 10 grados bajo cero. Al bajar las cosas de la moto la maleta, ropa y todo lo que llevaba en la moto estaba medio congelao, no me quiero imaginar lo que la espera esta noche.

Hace un frío terrible y yo no tengo ropa de abrigo, pero estoy disfrutando fuera, saboreando un momento en plena naturaleza, observando a la bestia que no deja de sorprenderme, a los pies del Everest. Lo de hoy ha sido brutal, sencillamente excepcional, no hay duda de que se trata de una especie Diferente.

Después de cenar sigo un rato en la lumbre, llevo más de una hora pegado a ella pero no termino de coger temperatura. Al rato me dicen que se van a dormir, que ellos se levantan a las 6 de la mañana, al amanecer, pero que según apagan el fuego se van a dormir arropados hasta arriba, así es como soportan el frío.

Me imagino que os habrá gustado, encantado, ensimismado, pues estaríais loco si no fuera o fuese así, por lo que os pido que lo hagáis público; comentando, compartiendo en vuestras redes sociales… Aquí debajo tenéis unos botones para compartir directamente en las redes sociales.
¡¡Un saludo y mucho Gas & Roll!!
🔜Etapa siguiente: 🏔Etapa 2×07🇳🇵 – ✊🏼Buenos Tiempos para el Rock’N’Roll🤘🏼
Jooodeeer que caminos del señor , sergio has tenido off del bueno. Pero no hacias tope con la suspensión? Has tenido problemas con fugas en las botellas? Eres GRANDE sergio !!
Me gustaMe gusta