🔙Etapa anterior: 🇪🇸 🇫🇮 Etapa 3×01 🇹🇭 🇱🇦 – ✊🏼 Sirena Varada 🤘🏼
Buenos días con alegría desde Vientián, Laos.
Pese al cansancio acumulado de la muy larga etapa anterior, hemos madrugado bastante, son las 7 y media de la mañana pero ya tenemos las maletas hechas, la moto cargada y algo de idea sobre qué vamos a hacer con el viaje. Si algo hemos dejado claro de todo lo recientemente sucedido es lo que vienen diciendo los ilegales con su actitud punkrocker desde siempre; Si No Luchas… ¡Te matas!

Tras liquidar un desayuno algo soso pero funcional y liquidar la cuenta del hotel, decidimos poner rumbo Noreste, quizás la pregunta que os hacéis es, ¡¿A qué ton?! Hemos decidido ésto porque la idea inicial era llegar desde India hasta Malasia, donde embarcaría a La Honda en un camión hasta Japón, para comenzar ahí la siguiente etapa.

Pero ahora surgen varios dilemas; el primero qué hacer en los días que tengo, pues ya estamos a martes y el lunes tengo que estar en España de vuelta en el curro, por lo que necesito el fin de semana para regresar hasta Vitoria.

Siguiendo éstas premisas, tenemos 4 días para elaborar un plan de ataque y dejar la moto en un lugar seguro hasta que tenga vacaciones para la siguiente etapa. Llegar hasta Malasia, siguiendo el plan inicial, en sólo 4 días es una auténtica burrada; según Google Maps son más de 50 horas, lo que da un resultado de más de 12 horas al día, de conducción, no de viaje. Sumando paradas y repostajes saldría una media de 16 horas diarías, sin contar el tiempo invertido en búsqueda de hoteles, los problemas al cruzar las fronteras, posibles averías, caídas… Y un largo etcétera.

Las opciones que tengo a mi alrededor son: Al Norte; China, al Sur; Tailandia, al Este; Myanmar y al Oeste; Vietnam. Lo cual me deja un panorama bastante jodido, pues en condiciones normales es casi imposible entrar en China, pero ahora con el Coronatema ya, imposible. Tailandia es un país muy complicado para entrar en moto; en teoría tiene la misma norma de Myanmar y tienes que ir con un guía e itinerario fijo, por lo que al margen de la pasta que te vale y de que no tengo días para ir al ritmo de un guía, no puedes dejar la moto y abandonar el país. Y respecto a Myanmar y Vientam… Creo que a éstas alturas no hace falta que os cuente las complicaciones que tienen, ¿No? JAJAJA

Como no hay ninguna opción sensata, ni viable, haremos lo que mejor se nos da ¡Rodar! Recuperaremos esas jornadas de Gasolina y Rock’n’Roll que nos robaron en la fase vietnamita. Así que ponemos rumbo Noreste para luego seguir hacia el Sur; de momento vamos a tirar fuerte dirección Malasia a ver cómo evolucionan los acontecimientos, pues no tenemos plan mejor pero sí tenemos claro que Si No Luchas… ¡Te matas!
Ser manso es peligroso
Si no luchas te matas
Veamos como tiemblan
Las páginas de la historia
Tiramos fuerte para aprovechar la frescura de las primeras horas del día aunque hace calor desde que sale el Sol. Tardamos unas 3 horas y media en fundir el primer depósito lo que no está mal, teniendo en cuenta que se trata de un país asiático.
No sé qué me resulta más curioso de ésta gasolinera: si que las gallinas estén sueltas por los surtidores, o que el gasolinero lleve unas calzonas de mi Atlético de Madrid, probablemente lo último y como diría Sabina: ¡Y que viva mi Atleti, de Madrid!

Vamos dirección Sur para intentar cruzar a Camboya pero, para no variar, es una frontera complicada. Al menos tengo suerte ya que conozco a un tipo que me está echando un capote, se llama David y es un Británico que lleva 30 años ayudando a los Overlanders (no termino de acostumbrarme a llamarme así pero es el término internacional) a cruzar las fronteras de ésta parte del país, en especial la de Tailandia.

Deivid me ha mandado unos documentos por correo electrónico para ayudarme a cruzar la frontera pero tengo que imprimirlos, he preguntado al del Frente Atlético y me ha dado a entender que más palante, imaginaos lo graciosa que tiene que haber sido una conversación con tipo que sólo habla laosiano (lo he tenido que buscar). Al final se me ha ocurrido buscar en Google fotos de impresoras y creo que me ha entendido JAJA.

Efectivamente hay un pequeño pueblo un poco más palante, justo como me habían indicado. Una vez en el lugar cuyo nombre no puedo escribir con el teclado que conocemos y después de dar varias vueltas patrás y palante enseñando fotos de impresoras a los autóctonos, encuentro un sitio en la trastienda de un restaurante con varias impresoras y ordenadores, muy raro todo, pero al menos puedo imprimir todo y podemos avanzar sin miedo ya que me despreocupo de ello.

A las 2 y media de la tarde paramos a comer, más por sed y calor que por hambre, desde luego. Hace un calor insufrible así que haremos una pausa calmada para intentar pasar las peores horas del día lo mejor posible.

Encontramos un lugar de los que a mí me gustan, a pie de pista, donde poder meter la moto bajo techado, con cerveza fría y un merendero de madera para mí sólo donde poder poner todos mis bártulos sucios sin preocupación, con unas vistas inmejorables. Me jinco casi de un bocao uno de los 5 bocatas que me hizo mi padre para el viaje JAJA, un lomo-queso, ¡Los clásicos nunca fallan!
Continuamos la marcha; paso lento pero seguro hasta que baja el medio litro de cerveza y tengo que parar inevitablemente a mear. No encuentro ningún sitio pues a los lados de la carretera no hay nada, salvo templos, que encuentro a menudo así que… Que me perdonen los dioses.

Es curioso que la carretera esté llena de templos, pero casi todos estén vacíos, cerrados y algunos medio abandonados. Éste por ejemplo se encuentra en buen estado, pero estaba cerrado y vacío.

Volvemos a la marcha, hay que intentar avanzar todo lo que se pueda para ver si es factible llegar a Malasia antes del fin de semana. Pero como siempre; cuanto más rápido quieres ir, más trabas aparecen… Ésta vez ha sido el soporte del móvil que se ha jodido así que me salgo de la carretera y una vez más las bridas me solucionan la papeleta y rápidamente volvemos al ruedo.

Es temprano, pero aquí los días se acaban pronto. Son las 6 y cuarto de la tarde pero ya está bastante oscuro y hay mucho polvo, así que paro a hacer el cambio de visera, otra vez en la puerta de un templo pero ésta vez sí que hay gente; nada más parar aparecen varios jóvenes a ver al extranjero, uno de ellos va en silla de ruedas y habla inglés, me cuenta que está ahí porque hace poco ha tenido un accidente de tráfico, les doy unas pegatinas y salgo escopeteao.

No hay doctrina, que oculte al mercader
Ser manso es peligroso, si no luchas te matas
No tengo problemas en andar de noche pero la carretera no está en muy buen estado y hay muchos camiones, así que cuanto antes pueda llegar a Pakse, una ciudad turística al sur de Laos donde pretendo hacer noche, según Google 10 horas y media y unos 700 Kilómetros desde Vientián.
Tras el cambio de visera arranco y al poco tiempo me doy cuenta de que me he quitado el colgante con las llaves del cuello en la parada, pero no recuerdo habérmelo puesto de nuevo así que paro en el arcén de la carretera para comprobar si lo tengo puesto o metido en la cerradura de alguna maleta, con tan mala suerte de que al parar la moto justo pilla la rueda en tierra y donde apoya la pata en asfalto, un poco más alta por lo que tengo que inclinar la moto hacia la derecha y… ¡Al suelo!
Afortunadamente la moto no se ha hecho nada, pero las llaves tampoco están así que me doy la vuelta buscando las llaves hasta volver al templo sin rastro de las llaves. Empiezan las risas, ya que la única llave que tengo ahora mismo es la de la moto, que está puesta, el resto de llaves (maletas laterales, baúl trasero y candados) los tengo en ese colgante y el otro juego de llaves que llevo está en el neceser, dentro del macuto y de la red de seguridad, que es de acero y cerrada con candado.
Tras 3 viajes de ida y vuelta a 5-10 Km/h por ambos sentidos de la carretera me paro en un arcén a revisar todo más a fondo y a pensar soluciones como buscar un taller, un cerrajero o algo para abrir las maletas y revisando bien encuentro el manojo de llaves entre el mono interior y la camiseta, se me había caído entre las dos prendas pero no me lo había puesto. En fin, no sé que estaría haciendo pero el caso es que he perdido una hora y pico en búsqueda de las llaves, aunque me he ahorrado mucho más tiempo en no haberlas perdido y 2 horas después puedo llegar a Paksé.

Paramos nada más llegar a la ciudad, he intentado venir rápido pero conducir de noche es bastante cansado, aunque no es tanta locura como India o Pakistán, nada puede serlo, al fin y al cabo…
Hemos llegado en reserva pero no encuentro gasolineras y estoy muy cansado, así que busco y encuentro un hostel donde pasar la noche que tiene una valoración de 9’9/10, por 8 euros, así que me voy de cabeza. Al llegar hay bastante gente jóven, en la puerta dos hermanas alemanas que al ver la matrícula europea se acercan a preguntar, alucinan pepinillos.

Tras un rato de cháchara subo a darme una necesaria ducha pues la ropa está, literalmente, empapada en sudor. Tras el reconfortante baño bajo a echar una cerveza a la terraza y me recomiendan un restaurante cerca de ahí, me dicen que es comida típica de Laos, pero tienen más platos típicos de Tailandia que de aquí, me da que su cocina no es muy distinta. Sea como fuere, está cojonuda y me meto dos platos de gambas, pollo, cerdo, frutos secos y muchas verduras por menos de 5 euros, cocinado en el acto.

Y hasta aquí el día de hoy, larga e intensa jornada. Si todo sigue igual quizás sea factible llegar a Malasia, a ver cómo de complicada es la frontera con Camboya, no sería la primera vez que nos quedamos atrapados en una frontera, ¿No? JAJAJA.
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